Con solo media temporada de pisar el acelerador, el Heat de Miami se confirmó como el mejor equipo de la NBA, al ser el cuadro que más victorias acumuló en la campaña.
El campeón jugó al ritmo de un LeBron James inspirado, que año a año crece como un jugador completo: anotador impecable, alma del equipo y un defensa casi imposible de superar.
Las cartas están sobre la mesa al iniciar los play-off: estos dos meses se trata de encontrar un contendor para el Heat.
En el deporte no siempre el mejor gana ni el favorito se lleva los laureles; contra eso luchará Miami en la postemporada.
La racha. Los 27 triunfos en fila que consiguió el Heat entre el 3 de febrero y el 25 de marzo de este año elevaron la franquicia a otro nivel, el de los libros de historia.
Ahora Miami se ubica segundo –detrás de los 33 triunfos en fila de los Lakers (en la campaña 1971-1972)– en la lista de las rachas más largas de los principales deportes de los Estados Unidos.
Fue una carrera acabada por los Bulls, que vencieron a los de Florida el 27 de marzo, y que sirvió para medir qué tan grande puede ser este Heat en la lista de los grandes equipos de la historia.
Con apenas un título a su haber, falta mucho camino por recorrer antes de que lo de LeBron pueda pasar de un reinado a una dinastía, pero los augurios son buenos.
El MVP. Con 26,8 puntos por juego, James no estuvo cerca de sus mejores marcas anotadoras en su carrera de 10 campañas en la NBA. Pero sí se confirmó como lo que es: un jugador maduro y muy completo, el más completo renglón por renglón en el baloncesto actual.
LeBron cerró con 6,9 asistencias por partido, mejor que muchos armadores titulares de la liga, y un promedio de 7,3 rebotes.
Esos son los números que le hacen el favorito a repetir como el Jugador Más Valioso (MVP) de la temporada. Su único enemigo en la contienda es el desagrado humano por repetición, mas –si la votación es justa– el King debería ganar su cuarto MVP.
Así como James tiene a su favor ser el líder del mejor equipo de este año, el coach Erik Spoelstra es el claro contendor por premio a Mejor Entrenador.
Después de todo, Gregg Popovich, dos veces galardonado al frente de los Spurs, no puede ser premiado todos los años.