Con los ojos tapados y en un escrupuloso silencio para escuchar el sonido que hace la pelota, como de cascabeles, así se juega al goalball .
Ayer se celebró la competencia de este deporte especial en el marco de los II Juegos Paranacionales.
Los atletas que participaron son los que forman la primera selección de este país en el único deporte que es exclusivo de personas invidentes total o parcialmente.
En noviembre participarán en su primer campeonato internacional, el Centroamericano de Nicaragua, y para ello se están entrenando muy duro todas las semanas.
El campo se demarca con cuerda y cinta adhesiva para que los límites sean identificables al tacto.
“Son equipos de tres personas situadas estratégicamente para defender un marco de nueve metros y evitar que la bola, lanzada por el otro equipo, entre”, explicó el entrenador Andrés Carpio.
“Cuando el árbitro pide silencio ningún jugador puede hablar, solamente por medio de algún gesto como dar en el suelo con algún toquecito para situarse”, añadió Carpio.
Una vez los equipos están en el campo se les deja un tiempo para reconocer el terreno, dar las últimas instrucciones y estirar.
Situados en sus marcas comienzan los lanzamientos de lado a lado del campo buscando el gol.
Para el torneo de ayer los jugadores de la selección se dividieron en tres equipos mixtos: San José 1; San José 2 y Puriscal. Aunque en el resto de competencias se dividen en equipo masculino y femenino.
Ahora mismo el femenino solo cuenta con dos jugadoras por lo que están buscando una tercera para poder competir.
“Queremos que se hagan presentes las muchachas, que vengan, que conozcan y que experimenten y ojalá poder tener el equipo ya listo para noviembre”, explicó Matilde Zamora, quien marcó un tanto en el primero de los encuentros.
Para los jóvenes deportistas es muy importante la práctica y la forma física, así el compañerismo.
“Se ponen en juego muchas habilidades como el oído y exige condición física, además de ser divertido”, contó Rigoberto Téllez, que ayer jugó con el equipo San José 1, al final campeón.
Para otros implicó un cambio de vida, una nueva forma de crecer.
“Yo era alguien que por mi condición no hacía ningún deporte y para mi ha sido lo máximo poder participar en este deporte, compartir con mis amigos y aprender algo nuevo”, añadió Bryner Villalobos, del San José 2, que fue plata mientras que Puriscal terminó tercero.
Empero, el resultado ayer no era lo importante sino la ilusión y el esfuerzo de seguir entrenando.