Dos jóvenes cambiaron sus vidas al llegar al atletismo por casualidad

La Fundación CRC Endurance les vio cualidades y los impulsó en el deporte y el estudio

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Los brumosos Luis Castro y Kenneth Mejía cambiaron sus vidas a partir del 2011, cuando por casualidad llegaron al atletismo.

Ellos realizaron una prueba de fútbol, pero esa aventura terminó convirtiéndolos en corredores.

Roberto Solano era parte del staff que supervisó ese ensayo y se percató de que varios tenían capacidad para correr, por lo que inmediatamente los invitó a otra prueba.

Solano es fisiólogo, entrenador, y dirige la Fundación CRC Endurance, que curiosamente nació en ese 2011 y que promueve el deporte como una herramienta para empoderar a jóvenes atletas en condiciones de vulnerabilidad social, maximiza sus habilidades y valores.

Para ese momento, ambos muchachos no tenían idea de que el atletismo iba a cambiar sus vidas, pero no solo desde el ámbito deportivo, sino también desde el social y educativo, pilares para CRC Endurance.

“Fueron los mejores en cada uno de los grupos. Era por tiempo, hasta que se cansaran y seguían y seguían corriendo”, recordó Solano.

Fue precisamente a partir de ese momento que nació el programa de identificación de talentos, por lo que Castro y Mejía se convirtieron en estandartes, al igual que Georman Rivas.

Hoy todos forman parte del equipo élite de Coopenae, y el sábado participaron en la carrera de Relevos San José-Puntarenas, que ganó ese conjunto.

Pero más allá de logros deportivos, con ellos se consiguió alcanzar los objetivos de la Fundación, porque reclutaron a jóvenes con talento aeróbico y en alguna condición de riesgo social, económico, educativo y/o emocional.

Mejía, hoy con 19 años, fue ayudado para regresar al colegio, del que había salido por problemas económicos.

Castro (21 años) recibió el impulso para aprobar el examen de admisión del Instituto Tecnológico de Costa Rica, donde cursa la carrera de Ingeniería en Agronegocios.

“Intenté ingresar al TEC durante tres años, pero en dos fallé. La Fundación me pagó un curso para prepararme, porque no tenía preparación y mi nota estaba muy baja. Tal vez no tengo el talento para ser la persona más destacada en el estudio, pero siempre estoy ahí intentándolo, realmente quiero sacar la carrera, aunque me cueste”, dice un entusiasta Luis.

Si algo define al vecino de Cipreses de Cartago es su actitud, porque así como afirma que no tiene el mayor talento en el estudio, también sucedía con el atletismo.

Recuerda que salía a correr con tenis de futsal, pero sin saber técnica, algo que fue mejorando poco a poco a punta de trabajo, porque si hay algo que caracteriza a este joven es la dedicación.

“Mis tiempos han ido progresando, empezaba a correr los 5.000 metros en 20 minutos, luego en 18, 17,16, y así. Eso te motiva a que no importa cuántas personas tengan talento, siempre hay que salir todos los días a intentarlo”, aseguró.

Con eso concuerda Roberto Solano, porque dice que aunque no es el más dotado del país en esta disciplina, el esfuerzo lo caracteriza.

“Es un emprendedor, tiene una gran actitud para trabajar y entrenar (...). Tengo atletas mucho mejores que él que no logran dar el salto; el esfuerzo es lo que le ha dado los réditos”, consideró.

Luis combina su estudio con el atletismo y el trabajo. Todos los sábados asiste a la feria del agricultor en Barva de Heredia, donde vende zanahorias, papas y queso junto a su papá, mientras que los domingos ordeña vacas.

El progreso también ha sido evidente en Kenneth Mejía. Su entrenador en Coopenae, Mauricio Méndez, destacó que el paraiseño fue clave cuando aumentó la ventaja del equipo en la competencia de relevos del sábado.

Desde un inicio Roberto Solano vio su capacidad, era algo que ya traía, aunque ni el mismo atleta lo sabía.

“Kenneth es muy talentoso y con el paso de los años lo confirmó, pero para nosotros el orgullo no es que ganen una carrera. Lo más importante es que chicos que hubieran buscado otro camino, estén estudiando”, comenta Solano.

Pese a ese evidente talento, para Mejía también fue una transformación constante ante un ambiente poco conocido y en el que nunca se visualizó.

“Al inicio me sentía extraño en el atletismo, porque uno era de fútbol, no sabía cómo desarrollarme en ese ámbito. Poco a poco le fui agarrando el gusto”, asevera el estudiante de quinto año.

Él no olvida que fue mediante la Fundación que consiguió su vuelta a las aulas.

“Nos ayudó en una parte integral, a socializar, en el ámbito académico, porque aquí es una regla estar estudiando. Nos ayudan con becas, pases, libros...”.

Esos resultados hacen de CRC Endurance un proyecto que mira el futuro con posibilidades de hacer más grande su meta con jóvenes en vulnerabilidad.

“Tenemos 65 atletas, unos ocho entrenadores, una socióloga, cuatro empresas que nos apoyan con todos sus recursos y hasta hemos construido viviendas. Esto es más que deporte, no solo se trata de que sean récords nacionales, sino que se conviertan en líderes en sus comunidades”, finalizó Solano.