Discapacidad visual fue poco obstáculo ante el sueño de Melissa Calvo de ser atleta y profesora de matemática

La deportista, quien este jueves culminó su participación en los Juegos Paralímpicos de Tokio, tuvo en su abuelito fallecido a su mayor inspiración para competir

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A Melissa Calvo no le importó que algunas personas dudaran de sus habilidades como atleta o que no tomarán en serio su sueño de clasificarse a los Juegos Paralímpicos de Tokio.

No era la primera vez que la joven deportista tenía que luchar contra la adversidad.

“Mi mayor inspiración para vencer los obstáculos fue mi abuelito Édgar Calvo. Él siempre me animó a hacer deporte, a cumplir mis metas deportivas. Él se enfermó de cáncer en 2015 y aunque nunca me pudo ir a ver competir, porque estaba muy delicado, siempre me motivó a lograr todo aquello que yo me propusiera”.

“Mi abuelito falleció en 2017, una semana antes de graduarme como bachiller y tampoco pudo asistir a mi graduación. Pero yo sé que él desde el cielo me observa y me brinda todo su apoyo. Al igual que una amiga muy especial que también murió, pero quien siempre me insistió en que debía esforzarme y seguir adelante en mi vida”.

Desde niña, Melissa se acostumbró a vencer cada uno de los retos que le planteó la vida.

Cuando era muy pequeña perdió la vista del ojo derecho, al no ser tratada a tiempo por una catarata y además sufrir de un glaucoma.

Esa valentía y ese pundonor la llevaron a dejar atrás sus limitaciones y cumplir con su objetivo al culminar este miércoles su participación en las justas, cuando tomó parte en el evento de los 400 metros en la categoría T13, es decir para atletas con discapacidad visual.

Aunque este jueves fue descalificada por salirse de su carril durante la competencia, Calvo ya había dado un gran paso al estar ahí. Incluso el pasado 30 de agosto, en los 100 metros lisos, había conseguido la décima octava posición del evento de las justas niponas, con una marca de 14 segundos y 25 segundos (14:25).

Cuando habla de su abuelo, Melissa recuerda cómo él festejaba cada triunfo de ella en el atletismo estudiantil, siendo su mayor admirador y confidente. Le insistía que no debía dejarse vencer por las personas que no la apoyaban o no creían en ella.

Sin temor. Dada la oscuridad de la noche y su condición, Melissa muchas veces tuvo que entrenar entre sombras en la pista, pero eso no la hizo rendirse, a pesar del temor a las caídas.

De carácter amable, la atleta oriunda de Alajuela encontró en la nadadora Camila Haase una compañera y amiga, con quien compartió la aventura de competir en los Juegos Paralímpicos, venciendo todos sus temores y demostrando que los sueños sí se pueden cumplir.

“Camila es una gran amiga, así como Fabiola Ugalde, con quien entrenamos, y también la boxeadora Juliana Rodríguez. Me dolió mucho que ella no asistiera a los Juegos Olímpicos. Para mí ella es una campeona, una gran luchadora y se merecía estar en los Olímpicos. Ahora como profesional estoy seguro que llegará a ser campeona del mundo”, añadió Calvo.

La pasión por el atletismo Melissa la combina con el estudio de las matemáticas, al ser estudiante de la Universidad de Costa Rica, carrera a la cual espera dedicarse en el futuro.

“Siempre me gustaron las matemáticas, incluso doy tutorías a estudiantes, porque me apasiona mucho. Es divertido, porque algunos estudiantes no sabían que yo era una atleta y cuando salían fotografías en los periódicos o bien tomas en la televisión se sorprendían”, recordó Calvo.

“En los Juegos recibí muchos mensajes de apoyo por parte de los alumnos que me motivaron mucho. Es muy especial para mí sentir esa buena vibra. Creo que es importante para todos los atletas porque estamos representando a un país y nos llena de mucha alegría”.