Corazón venció a El Jefe yanqui

El dueño de los Yanquis de Nueva York murió en Tampa a los 80 años de edad

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Nueva York. AP.George Steinbrenner , quien devolvió a los Yanquis de Nueva York a la cima del beisbol a fuerza de dinero y de bravuconerías, falleció el ayer, días después de cumplir 80 años de edad.

Steinbrenner sufrió un paro cardíaco y fue llevado al St. Joseph’s Hospital de Tampa, Florida, donde murió a aproximadamente las 6:30 a. m. (8:30 a. m. en Costa Rica).

“George fue El Jefe, de eso no hay dudas. Tuvimos nuestras diferencias, pero esas cosas pasan. En la última década nos hicimos grandes amigos. Me va a hacer mucha falta”, comentó el legendario catcher yanqui Yogi Berra.

Por cierto, Berra fue despedido en 1985 como manager (uno de los 21 cambios de piloto que hizo) con apenas 16 juegos y juró que no volvería a pisar el Yankee Stadium si Steinbrenner no se disculpaba.

En 37 temporadas y fracción como dueño de los Yanquis, la novena ganó siete veces la serie mundial, 11 la Liga Americana y 16 el banderín de la División Este de esa liga.

“Será por siempre un yanqui, igual que Babe Ruth, Lou Gehrig, Joe DiMaggio, Mickey Mantle, Yogi Berra, Whitey Ford y todas las otras leyendas yanquis. Si bien tuvimos discrepancias a lo largo de los años, eso nunca interfirió con nuestra amistad”, expresó el comisionado Bud Selig.

Forbes calcula que el equipo tiene un valor de $1.600 millones, superado solo por el del Manchester United ($1.800 millones) y los Cowboys de Dallas ($1.650 millones).

Steinbrenner estaba delicado de salud desde hacía años y realizaba pocas presentaciones públicas. Visitó solo cuatro veces el nuevo estadio inaugurado en el 2009.

Llegada. Cuando Steinbrenner encabezó un grupo empresarial que adquirió la franquicia de la CBS, en enero de 1973, por $8,7 millones, prometió que los nuevos propietarios no se involucrarían demasiado en el manejo del equipo. No fue así.

Durante más de 37 años y fracción Steinbrenner hizo honor a su apodo de El Jefe al dirigir el club con mano de hierro.

Si bien le gustaba transmitir una imagen de firmeza, apareció en Seinfield, Saturday Night Live y donaba millones de dólares a obras de caridad, a menudo a bajo la condición del anonimato.

Bajo su conducción, el valor de los Yanquis se multiplicó por 100 y gastó dinero con libertad para sumar títulos.

“Ganar es lo más importante en mi vida, después de respirar. Primero respirar, luego ganar”, gustaba de decir.

Jamás se disculpó por su estilo avasallador que le costó sinsabores. “No siempre hice las cosas bien y no siempre tuve éxito, pero lo intenté”, declaró en el 2005.

Cuando Steinbrenner compró la novena, llevaba ocho años sin terminar primeros.

“George fue alguien polémico, pero hizo lo que se propuso: revivir a los Yanquis”, comentó el comisionado Selig.