Convencer con trabajo y estadística

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Nieto de un periodista deportivo e hijo de un ejecutivo de la NBA, Erik Spoelstra conoce bien la realidad de la liga, pese a que nunca llegó a jugar como profesional.

Inició sus pasos de entrenador como coordinador de video del Heat, en 1995. Para el 2009, 14 años y miles de horas de video, estadísticas y búsquedas de talento después, Spoelstra fue designado por Pat Riley como su sucesor al frente del equipo de Miami.

Erik forma parte de una nueva generación de entrenadores carentes de la experiencia en cancha pero bien apoyados en las nuevas tecnologías, la estadística y el estudio profundo de eso que llaman baloncesto y que cada vez menos se define como el arte de pasar una pelota por un aro.

Pese a su corta edad para liderar un equipo, 42 años, Spoelstra se ganado respeto y obediencia. Un bien preciado cuando esos pupilos son megaestrellas de la talla de Dwyane Wade, Chris Bosh o el mismísimo Rey, LeBron James.

Quizá en eso radique su mayor crédito, el haber convencido a LeBron de cambiar su estilo de juego y su forma egoísta de ser.

En la primera campaña del Big Three, Miami llegó a las finales solo para perder desesperados ante los Mavericks.

La segunda campaña inició con un James más compenetrado en ser líder y dispuesto a bajar su protagonismo al tiempo que se adecuaba a la posición de alero de poder. Menos tiros largos, más rudeza adentro de la media luna y confiar en la penetración como única vía verídica para ganar.

Esa fue la fórmula que el Coach Spo recetó para llevar al Heat a al anhelado título del Rey.

Y funcionó: el llevar la pelota al aro redujó significativamente las oportunidades de los rivales de contraatacar, al tiempo que abrió las puertas para conseguir triples asesinos.