Ciclista Henry Raabe: 'Me tocó otra vez aprender a caminar'

El pedalista contó que no recuerda nada del accidente que sufrió el 23 de setiembre durante la Vuelta a San Carlos. Ese día se fracturó el cráneo y tuvo un golpe muy fuerte en el brazo

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Setenta días después de que se fracturó el cráneo y recibió un golpe muy fuerte en el hombro derecho, el ciclista costarricense Henry Raabe recibió este martes a un equipo de La Nación en su casa, en Cartago.

El pedalista del equipo Coopenae Extralum Economy continúa recuperándose de aquella aparatosa caída que sufrió el 23 de setiembre durante la segunda etapa de la Vuelta a San Carlos.

Batallar contra las pruebas de la vida no es nada nuevo para él. Una vez le ganó la carrera a un cáncer linfático. Y ahora, tras el accidente, ya volvió a caminar, y poco a poco recobra la movilidad en su brazo derecho.

"Estoy muy contento, porque hasta el momento, lo que yo pienso es que todo es ganancia, de como estuve a como estoy ahora, me he recuperado bastante rápido e igual, contento, porque estoy aquí con mi familia, con mis hijos. No voy a pasar este año corriendo la Vuelta, pero tal vez estaré en alguna etapa apoyándolos y también, a la vez, voy a aprovechar para estar con mi familia en esta Navidad", afirmó Henry Raabe.

Galería: Henry Raabe continúa recuperándose tras fractura en el cráneo y golpe en el hombro

De aquel día en el que se dio el accidente, ¿se acuerda de algo?

Me acuerdo de unas cosas (ríe)... En sí, del accidente no recuerdo nada. Mi memoria llega hasta un poco antes de llegar al puente donde tuve el accidente, pero sí recuerdo lo que pasó durante la mañana, que anduvimos en bici antes de la salida de la carrera, cuando firmamos, tal vez unos cuantos eventos antes de salir y parte de la carrera.

Recuerdo hasta cuando llegamos al cruce de Monterrey, que hace uno izquierda para Muelle y ya de ahí en adelante no recuerdo nada.

En parte mejor, para no 'psicosiarse' y también no tomarle miedo a la bicicleta. Después he pensado, cómo fui a caerme ahí, cómo fue y la verdad es que no lo recuerdo.

Es parte de eso... Tantos años de pasar ese puente y uno nunca se lo esperaba.

¿Qué secuelas le dejó la caída?

La fractura de cráneo en su momento fue lo más grave. Gracias a Dios, lo que me quedó por la caída de momento es lo del hombro, donde recibí un fuerte golpe, que me ha dejado un poco inmóvil el brazo, porque no lo tengo inmóvil del todo.

La muñeca la puedo mover, los dedos también y cierta parte del brazo. En el hombro aún tengo la lesión, tengo que usar una hombrera para ayudar a mantenerme el hombro unido al tronco, pero he estado ahí con terapia.

Ya las terapias, por parte del Centro Nacional de Rehabilitación (Cenare), no las tengo, pero un muchacho viene a la casa a ayudarme.

¿Qué le han dicho los doctores?

Hasta el momento, debido a que no voy a tener más terapia porque el fisiatra me dijo que era un poco difícil volver a tener movimiento en el brazo, me refirió a cirugía y entonces hay que esperar.

Se pretende hacer una transposición de tendones. Me valoraron este lunes y tengo los tendones todavía un poco comprometidos debido al accidente, entonces queda esperar otro examen, que es la electromiografía y creo que es de paciencia, de seguir trabajando el brazo y de seguir esperando los siguientes exámenes.

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¿Cómo le ha cambiado la vida con este accidente?

Me la cambió bastante. Pasé de ser una persona activa, de andar todos los días en bicicleta y de siempre estar haciendo ejercicios, esto me cambió la vida bastante en el aspecto deportivo, personal y en la vida cotidiana.

Es un hecho que no puedo hacer muchas cosas con la mano derecha.

En realidad, no puedo hacer nada... Con costos puedo hacer mis firmas en los voucher, puedo sujetar cosas, pero no de mayor peso, porque aún no tengo la fuerza en la mano.

He aprendido a hacer muchas cosas con la mano izquierda, me he hecho zurdo (ríe)...

Pero es bastante difícil, porque me toca mudarme con la mano izquierda, o amarrarme los zapatos, que son cosas que uno jamás las piensa hacer y es bastante difícil.

A pesar de todo, estoy muy contento, porque a como estoy ahora es ganancia. Se podría decir que no puedo utilizar mi mano derecha, pero lo más importante es que puedo continuar andando en bicicleta, que es lo que me pone feliz, porque la parte física la puedo recuperar.

Me tocó otra vez aprender a caminar, aún no camino bien al 100%, pero puedo hacerlo, ya he recobrado un poco el equilibrio.

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Yo puedo andar en bicicleta, tengo mis dos piernas, mi mano izquierda, todo lo tengo bien a excepción de la mano derecha y creo que uno hoy en día, con las redes sociales, puede ver ejemplos de personas que con discapacidades trabajan y hacen deporte, hacen muchas cosas.

En mi caso ha cambiado y va a cambiar mucho mi vida en ese aspecto deportivo, pero para mí, que soy amante del ciclismo y que lo hago porque me gusta, creo que eso es ganancia. Puedo andar en bici, aún no puedo salir a las calles, pero ya puedo hacer rodillo en mi casa.

No sé cuánto tardaré en volver a correr, creo que no se va a poner tampoco fácil, pero es otro reto nuevo que tengo. Creo que es parte de la vida.

Todos pasamos por momentos difíciles y ahora tengo que recuperarme un poco del brazo, agarrar más fuerza en mi mano y en mi espalda para poder permanecer en la bicicleta para después decir que el día de mañana voy a andar en las calles.

Los cambios también los siento a nivel familiar. Ya no puedo darles un abrazo como yo quisiera, ya no puedo abrazar igual a mis hijos ni alzarlos. Muchas cosas han cambiado, pero estoy aquí. Y le doy a gracias a Dios porque puedo verlos, estar con mi esposa. Estoy contento por eso.

Yo también estoy agradecido con Daniel Muñiz, con Dax Jaikel, con mis compañeros del equipo, con los que estuvieron conmigo en ese momento ayudándome como Cali y Warren Calvo.

Así como otras personas que estuvieron ahí. Lo que hicieron los tráficos y quienes colaboraron para que yo llegara rápido ese día al Hospital México. Todas esas son personas a las que puedo darles las gracias de que puedo estar acá. Si no hubiese sido por ellos, quizás no hubiese podido llegar.

Son muchas personas que ayudaron a salvar una vida, que ayudaron a salvar mi vida.

Ya en el Hospital México, también hubo muchas personas que me ayudaron, que fueron muy buenas conmigo y me cuidaron durante ese tiempo que estuve en cuidados intensivos.

Durante toda mi estadía en el hospital estaban pendientes de mí, me ayudaban en mi recuperación y eso es lo que más vale, saber que hay muchas personas que están pendientes de la salud de uno.

Ya una vez le ganó la partida a un cáncer linfático. Ahora vino esta prueba con este accidente tan serio. ¿En algún momento durante este tiempo llegó a pensar por qué a mí me pasó esto?

Todos nos ponemos a pensar en algún momento por qué a mí me pasan tantas cosas. En lo personal sí me lo pregunté una vez, pero en mis adentros.

No me quejo de todo lo que he pasado, porque Dios me ha permitido disfrutar por tantos años de este deporte, de mi familia.

Y estoy aquí. Pese a que van pasando esas cosas difíciles de la vida, yo estoy aquí con bien. Dios ya me sacó de una y ahora me está sacando de esto.

Una de las cosas que me ha ayudado es mi fortaleza y mi fe en Dios. No puedo quejarme.

Soy un ser humano y en mis momentos de debilidad he llorado, he estado deprimido como todo mundo, pero son momentos que pasa uno.

Mi esposa (Cindy Rivera) me ha ayudado, la que más sustos se ha llevado es ella. Y la de la fortaleza es ella, porque con cada susto que le he dado, siempre está ahí conmigo, apoyándome y siendo mi mano derecha.

Ahora es mi mano derecha, porque es la que me ha ayudado y la que me ha sacado adelante, también.

No me quejo con que por qué solo a mí me pasan cosas así, vendrán más pruebas, quizás, pero la idea de la vida es afrontarlas, seguir adelante y así espero que sea.

Tengo la dicha de que puedo seguir haciendo lo que me gusta, que es andar en bicicleta, quizás no como antes, porque hasta el momento no puedo utilizar mi mano derecha, pero hay muchas personas que dan el ejemplo, practicando deportes con alguna discapacidad mayor a la que tengo en este momento.

Eso me pone feliz, estoy con vida, con mi familia y puedo seguir haciendo lo que me gusta, que es el ciclismo.

Hay personas increíbles como Daniel Muñiz y como todos los de mi equipo, que me están respaldando y me están dando ánimo. Dax Jaikel es el ejemplo más cercano que tengo.

No puedo quejarme de la vida, no puedo quejarme de nada, estoy bien en lo físico y en lo mental.

Al salir del hospital, ¿lo inquietaba el temor de no poder subirse de nuevo a la bicicleta, o qué pasaría con su vida deportiva?

Fue bastante difícil. Cuando me desperté en el hospital yo no tenía movilidad en la parte derecha de mi cuerpo. Incluso, cuando me dieron la salida no podía caminar, no podía ni siquiera estar de pie.

Es inquietante porque uno se siente mal, porque uno está acostumbrado a una vida activa, a hacer cosas y que de un pronto a otro uno se despierte y ya no pueda hacer muchas cosas. Es muy difícil.

En ese momento lloré y me pasaron miles de cosas por mi cabeza, pero gracias a Dios mi esposa y mi familia me ayudaron y me animaron, al igual que Daniel, porque él lloró más que yo, al no saber lo que iba a pasar.

Fue difícil, al llegar a mi casa no caminaba, estaba con pañal y no movía casi nada, con costos había recobrado un poco el movimiento en los dedos de la mano y del pie, pero llegó el terapeuta a mi casa, que me empezó a ayudar y fue él quien hizo que yo caminara.

En el momento en el que mi hijo menor dejó el pañal, yo dije que yo también tenía que dejar el pañal (ríe)...

Me propuse hacer más cosas, comencé con el bastón y ya luego quería caminar sin él. Ahí fui poco a poco.

Todavía tengo que caminar un poco con ayuda porque aún no tengo el equilibrio normal y hay momentos en los que me puedo caer y todavía no puedo llevarme otro golpe en la cabeza, entonces es mejor tener a alguien cerca.

Estoy bastante bien, mi vida ha cambiado mucho, pero mi mentalidad no. Mi mentalidad es la misma, de seguir adelante, de luchar y voy a hacer lo mejor que puedo y esperar montarme otra vez en bicicleta.

En ese accidente, el casco quedó totalmente partido. ¿Le salvó la vida?

El casco es de las cosas más importantes que debemos de utilizar en carrera, es lo que nos salva la vida a los ciclistas.

Todos debemos andar casco. Yo me caí en una carrera, pero hay mucha gente que anda en la calle, que quizás algún conductor los golpea y si no llevan casco, pueden perder la vida.

El mío quedó bastante destruido, al evitar que no pasara algo peor. Creo que desde hace muchos años con la muerte de varios ciclistas en Europa, fue un detonante para que hoy en día, el casco sea una regla y que todos andemos con la seguridad máxima.

Hace mucho tiempo uno acostumbraba ir sin casco al entrenar, y no, hasta al entrenar hay que protegerse siempre.

Su hijo mayor, Ian (de seis años) dice que él quiere ser ciclista. ¿Usted qué piensa, lo asusta esa posibilidad?

Mi manera de pensar es que ojalá no sea ciclista (ríe), por los riesgos, pero también pienso que así a como siempre a mí me han apoyado, yo tengo que apoyarlo. Creo que lo primero es que él siga estudiando y el día de mañana él determinará si quiere ser ciclista o no, pero creo que siempre lo voy a apoyar en la decisión que él vaya a apoyar a futuro.

A él le gusta el ciclismo, ya está aprendiendo a andar en bicicleta y es cierto, él dice que va a ser ciclista y que me va a ganar. A mí como papá me gustaría en el futuro salir en bicicleta y que él vaya conmigo, pero él está todavía muy pequeño y hay que esperar a ver si le gustará el ciclismo o no, o tal vez sea de manera recreativa. Eso el tiempo lo dirá. Lo trae en la sangre y le puede gustar, pero no queda más que darle el tiempo y ver qué tanto le va a gustar sufrir.

Estamos a pocos días de la Vuelta a Costa Rica. ¿Tiene nostalgia, está tranquilo?

Si da nostalgia, siempre me ha gustado estar en la Vuelta. Para los que nos gusta el ciclismo es la carrera que los ticos más disfrutamos aquí, este año nos estábamos preparando y queríamos hacer nuestra mejor Vuelta.

Creo que en mi caso, ya no se puede (ríe), pero igual, están mis compañeros y estoy apoyándolos, pendiente de ellos, voy a tratar de acompañarlos en algunas etapas, estar en alguna llegada, creo que eso es parte de seguir viviendo la Vuelta.

Tal vez no puedo acompañarlos en carrera y ayudarlos como quisiera, pero por lo menos verlos, ayudarlos desde el carro y vivir otra vez la Vuelta desde afuera. Dios no quiso que estuviera en esta, pero igual, voy a acompañarlos desde otro ángulo, desde el carro.

Y Dios me permitió estar acá con mis hijos, creo que de lo malo, saco lo bueno y es tener la dicha de estar con mi familia.

No estaré en esta Vuelta, pero tendré más, mientras siga con vida, voy a poder andar en bici, tal vez no con las condiciones que uno espera, pero para mí, el estar acá y poder hacer lo que me gusta es ganancia.

Creo que para mí, el ciclismo es mi vida, me gusta y aunque tal vez no pueda ir con mi mano derecha a como quisiera, mientras pueda andar en bicicleta y estar en el equipo, los voy a seguir ayudando, voy a seguir corriendo y ayudando en lo que pueda.