Nuevo Maracaná de Rio “no es ni la sombra” del legendario de 1950

La nostalgia y el asombro prevalecieron este sábado en la reapertura de uno de los principales escenarios de la Copa Confederaciones de junio y el Mundial 2014.

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Río de Janeiro (AFP). El reformado Maracaná de Río de Janeiro “no es ni la sombra” del legendario estadio inaugurado en el Mundial de 1950. La nostalgia y el asombro prevalecieron este sábado en la reapertura de uno de los principales escenarios de la Copa Confederaciones de junio y el Mundial 2014.

El Maracaná reabrió sus puertas tras dos años y medio de profunda remodelación con un partido de exhibición entre los “amigos” de los exatacantes y campeones mundiales brasileños Ronaldo y Bebeto. Fue el primer ensayo de cara a los grandes eventos que acogerá este templo del futbol.

Al entrar por el pasillo que conduce a la tribuna del popular estadio, el poblador carioca Alexandre Loureiro, suelta un suspiro y dice sin titubeos: “Esto no es el Maracaná. No quedó ni un grano de arena del viejo estadio”.

“Yo ya estuve aquí con 130.000 hinchas de pie saltando, el estadio temblaba. Esto quedó sin gracia”, señaló otro periodista nostálgico.

Para otros el sentimiento fue de asombro. “Está hermoso, cosa vieja es de museo”, rebatió un fotógrafo, que por años cubrió juegos en el viejo estadio.

El partido entre los “amigos” de los exjugadores Ronaldo y Bebeto, ambos ganadores de títulos mundiales con la seleçao en 2002 y 1994, respectivamente, permitió probar el gramado del mítico estadio ante 25.000 espectadores, el 30% de su capacidad.

Es la primera vez que el resultado de la millonaria reforma, que comenzó en agosto de 2010, se deja ver. Unos 21.000 obreros llenaron parte de la tribunas junto a familiares.

También asistieron la presidenta brasileña Dilma Rousseff, el vicepresidente Michel Temer, además de otros invitados del gobierno .

Sin embargo, aún quedan obras pendientes, sobre todo en la parte externa, y en la reapertura de este sábado fallaron los ascensores y el suministro de agua, constató un periodista de la AFP.

Si bien pueden ser apenas detalles, para muchos el resultado de la obra justifica los varios atrasos que acompañaron la reforma.

“Quedó mejor que antes”, celebra Araci de Santos (56 años), que trabajó en la instalación del cableado de sonido del nuevo Maracaná e invitó a su nieto a contemplar su “obra terminada”.

“Parece increíble, pero lo creo porque acompañé cada etapa. ¡Maravilloso!”, exclama.

Una segunda prueba está prevista para el 15 de mayo con 50% de capacidad, antes de la inauguración oficial, el 2 de junio, con un partido amistoso entre Brasil e Inglaterra.

El Maracaná, cuyo nombre oficial es Estadio Periodista Mario Filho, recibirá a mediados de año tres juegos de la Confederaciones, incluida la final. Y también será el escenario donde se coronará el próximo campeón del mundo.

Río de Janeiro además organizará los Juegos Olímpicos de 2016.

Del viejo estadio, construido para el Mundial de 1950, queda sólo el recuerdo. Ya había pasado por algunas reformas que redujeron su capacidad de 200.000 a 82.238 espectadores.

Con su máximo aforo recibió la final de 1950 que consagró a Uruguay en tierras brasileñas en lo que pasó a la historia como el mítico Maracanazo.

Hoy el Maracaná dispone ahora de 78.639 sillas.

La fachada, que es patrimonio de la ciudad, no se alteró, aunque fue intervenida para su conservación, según el consorcio.

Por dentro todo es diferente, las sillas tienen los colores de la bandera brasileña y el techo, fabricado de membranas de lona, cubre 96% de los lugares.

Las obras, calculadas en 860 millones de reales ($430 millones al cambio actual), están concluidas en un 97%.

“No sé dónde está la (tribuna) general y estas sillas enumeradas... es horrible. Antes era increíble, la gente se quedaba dos a tres horas saltando. Era impresionante”, dijo por su parte Francisco de Asis (72), que, sin ser obrero, “consiguió una entrada” junto a su amigo Arístides Veles (59).

Arístides se arropa con una bandera de Brasil y viste pantalones amarillos y verdes, los colores patrios. En la cabeza lleva un sombrero adornado con una imagen de la fachada del estadio.

“Siento nostalgia porque aquí hay historia, tengo inclusive un pedazo de la tribuna en casa para mostrársela a mis nietos, pero estoy emocionado. El 27 de abril de 2013 es un día emocionante en Río de Janeiro”, dijo a la AFP.

El nuevo Maracaná luce moderno y de buen gusto. Grandes pantallas de video se despliegan a los costados; el sonido es nítido y fuerte.

Con su cámara de fotos en la mano, Alexandre da una nueva mirada: “Sí, es bonito, pero no es el Maracaná”, sentencia.