Cinco años como figura del automovilismo no han sido suficientes para que Sebastian Vettel se gane un espacio en el corazón de todos los amantes del deporte.
Durante la presente temporada se llevó la reprobación del público en varias premiaciones tras ganar una competencia.
El alemán manifestó tras obtener el tetracampeonato que estas reacciones de los aficionados le generan dolor, pero al mismo tiempo las pasa por alto.
“Si fuera fanático de McLaren o Ferrari, o algún equipo tradicional, no me gustaría que el mismo piloto ganara una y otra vez”, replicó el hombre de Red Bull.
Más allá de la envidia que generan las celebraciones del rival, lo cierto es que Vettel consiguió con actitudes o palabras encender polémicas innecesarias.
En el Gran Premio de Malasia, en marzo anterior, el alemán irrespetó las órdenes del equipo y atacó a su compañero Mark Webber, quitándole la primera posición de la competencia.
“Deberíamos haber conservado las posiciones, pero yo no podía aguantar más detrás de él. Quiero presentarle mis excusas”, aseveró el teutón en aquel momento.
A inicios de octubre, antes de la carrera en Corea del Sur, desacreditó a los que dicen que sus triunfos se deben a Adrian Newey, ingeniero de la escudería, con un mensaje incendiario.
“Hay un montón de gente mojando sus pelotas en la piscina los viernes, nosotros todavía estamos trabajando muy duro para tener una buena carrera”.