Rali Dakar es amenazado por indígenas

Aborígenes reclaman la falta de una licencia ambiental para que la caravana pase por el salar Uyuni.

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Buenos Aires

Un lago cerca del cielo y el más salado del mundo sería escollo superable en Bolivia para el Rali Dakar Sudamérica y para los favoritos como el tetracampeón Cyril Despres, pero indígenas del lugar podrían convertirse en barrera infranqueable si cumplen con una amenaza de bloqueo a esa mítica carrera.

Puntos estratégicos del majestuoso salar de Uyuni están en peligro de ser bloqueados por indígenas de tierras altas de Bolivia al paso de parte de la caravana de ese rali que se iniciará en domingo en Rosario y finalizará el 18 de enero en Valparaíso, dos ciudades portuarias de Argentina y Chile.

Un pueblo originario boliviano (aimaras) haría la protesta ante la aparente falta de una licencia ambiental para que esa prueba pueda transitar por terrenos bolivianos como el Uyuni, una especie de mar salado de unos 12.000 kilómetros y a unos 3.600 metros de altitud, donde abundan los flamencos, cerca de la frontera con Chile.

A ese bloqueo se les sumarían otros pueblos indígenas, en este caso por una controversia interna con un grupo afín al gobierno del presidente Evo Morales, con el que se disputan el liderazgo del sector.

El ministro de Medio Ambiente y Agua de Bolivia, José Zamora, dijo en La Paz que se está tramitando una licencia ambiental, mientras que, por las dudas, el gobierno anunció que enviará brigadas para vigilar los sitios por donde pase la carrera.

La protesta afectaría a las motos, cuya caravana la encabezarán francés Despres (Yamaha) y su acérrimo enemigo en las rutas, el español Marc Coma (KTM), pero también a los cuadriciclos cuando se adentren por terreno boliviano el 12 y 13 de enero.

Esos mismos días, autos y camiones cumplirán sus etapas por caminos de Argentina y Chile, cuando se reúnan en forma conjunta todas las categorías.

No hay indicios de que ese recorrido diferenciado obedezca a cuestiones ambientales, teniendo en cuenta que la sola presencia de motos y cuadriciclos, menos pesados que autos y camiones, fue capaz de poner en pie de guerra a organizaciones indígenas.

Amaury Sport Organization (ASO), empresa organizadora del Dakar, dijo que la bifurcación de caminos obedece a cuestiones logísticas.

“Es un terreno escarpado, puede haber agua en la superficie del salar y solo una carretera para todos los vehículos (entre ellos pilotos, mecánicos y organización) no permite el recorrido para autos y camiones”, dijo al titular de ASO, Etienne Lavigne, al sitio oficial del Dakar.

Los llamados de The Associated Press a la ASO el jueves para hablar sobre el tema del potencial conflicto en Bolivia no fueron respondidas. La ASO no suele hacer declaraciones individuales sobre temas sensibles, que incluyen a accidentes mortales.

Las motos, que junto con los autos constituyen lo más atractivo de la competencia, tienen su punto fuerte en Despres y Coma, además de otros pilotos de fuste como el chileno Francisco Chaleco López y el portugués Ruben Faría, ambos con KTM.

El espectáculo -que inicia este domingo 5 de enero en Rosario, Argentina- está garantizado en autos con la sola presencia de Stephane Peterhansel o Monsieur Dakar, como se conoce a este francés 11 veces campeón de esta competencia, la última de ellas en 2013. Peterhansel (Mini) ganó cinco títulos a bordo de autos y seis con motos.

Entre los que buscarán quitarle su dorsal de campeón figuran los españoles Nani Roma (Mini) y Carlos Sainz (Buggy), además del qatarí Al-Attayah Nasser (Mini) y el estadounidense Roby Gordon (Hummer).

El clásico entre los “gigantes del desierto”, los camiones, debería ser animado por el ruso Eduard Nikolaev (Kamaz) y el holandés Gerard de Rooy (Iveco).

En cuadriciclos, el argentino Marcos Patronelli, campeón de la última edición, deberá vérselas, entre otros, con el chileno Ignacio Casale y el polaco Rafal Sonik, los tres con Yamaha.

Un total de 438 pilotos de 52 nacionalidades diferentes tomarán parte de esta competencia sobre unos 9.000 kilómetros, en los que además del salar de Uyuni habrá otras pruebas a la resistencia de pilotos y vehículos, el desierto chileno de Atacama y los desniveles de los Andes, donde se trepa a más de 4.000 metros de altitud para volver a bajar al nivel del mar.

El rali, que se disputa desde 1979, siempre se realizó entre Europa y África hasta que la carrera del 2008 se canceló por temor a actos terroristas y después mudó la sede a Sudamérica.