Arrastrando con sigo la etiqueta de la competencia de motores más peligrosa del mundo, se inicia hoy en Suramérica el Rally Dakar.
Chile, Argentina y Bolivia (este último por primera vez) serán los anfitriones de la edición número 36 de esta arriesgada carrera.
Dakar es, prácticamente, sinónimo de peligro, aventura y hasta muerte, ya que en su historia acumula la lamentable cifra de 26 pilotos fallecidos.
Esto sin cotar los periodistas y aficionados que también han perdido la vida por seguir de cerca tan peligroso evento.
Acostumbrado a recorrer los desiertos europeos y africanos en sus primeras ediciones, el rali se trasladó a Suramérica por los conflictos bélicos que envuelven las impredecibles arenas de África.
Las dunas chilenas y argentinas han recibido el famoso evento desde que se mudó al nuevo continente. Y ahora, Bolivia se sumará para esta nueva edición.
Empero, los bolivianos solo serán anfitriones de dos de las etapas de la categoría de motos y cuadraciclos por lo complicado del terreno.
Las otras dos modalidades son las de automóviles y camiones.
Estos cuatro medios de transporte cuentan con un gran número de artefactos especiales para ayudarse en el tormentoso recorrido de 9.374 kilómetros.
Computadoras de monitoreo, GPS, mapas del circuito, celulares, Iritrack (instrumento que alerta sobre alguna emergencia) y el Sentinel (aparato que avisa si hay algún adelantamiento para evitar choques) son algunos de los tecnológicos aparatos de ruta.
Cada uno de estos artefactos son tanto obligatorios como indispensables para poder superar las 13 retadoras etapas de la carrera.
Todas las jornadas son mixtas ya que son normales (el primero que llegue a la meta gana la etapa) y, a la vez, cuentan con ciertos tramos especiales (kilómetros cronometrados que suman puntaje).
La primera de estas etapas sale desde Rosario, Argentina, para 14 días después cerrar el evento en Valparaíso, Chile.
A los nervios que envuelve esta nueva edición no se escapa nadie y si no que lo diga David Castera, director deportivo del rali, quien asegura estar preocupado por la seguridad de los pilotos.
“Mi mayor preocupación es la seguridad de los participantes. Es la única cuestión que me impide disfrutar plenamente del evento pues es una prueba dura, con grandes peligros”, dijo Castera en una entrevista para AFP.
Para tratar de contrarrestar ese aspecto, la organización cuentan con un número de 22.000 personas encargadas de velar por la seguridad de los casi 500 participantes y de todos los aficionados.
A pesar de que esta será la sexta vez que América recibe la desértica odisea, para nadie es un secreto que, en parte, se extrañan aquellas duras rutas africanas.
Sin embargo también se ha llegado a la conclusión de que la tecnología está tan avanzada que volvería “predecibles” las arenas del continente africano.
Por eso parece ser que América es el lugar indicado para el desafío que representa el Dakar.