La columna de Barraza: El insólito "caso Messi"

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Lo buscó, lo buscó y al final... El Barcelona lo logró: desestabilizó a Messi. Lo fue minimizando, malquistando y lo irritó. Que no es poco, siendo dócil como es Leo. El Fútbol Club Barcelona, su junta directiva, su periodismo partidario o afín, algunos hinchas que opinan en los foros, han conseguido, desde la nada, armar un “Caso Messi”. Y herirlo. Desconocido, nervioso, Messi hizo desde Buenos Aires la declaración más furibunda de su vida pública: “Faus no sabe nada de fútbol”, dijo. No parecía él; era la furia del manso. Hablaba del vicepresidente financiero del Barça. Sin que nadie se lo pidiera, el señor Faus declaró días antes: “No tenemos por qué mejorar el contrato a Messi cada seis meses”.

Después de haber marcado 327 goles y de haber ganado 21 títulos oficiales para el club, luego de sumar 122 asistencias y unos 300 pases-gol más, de ser la figura del equipo dos veces por semana durante varios años, de ganar cuatro Balones de Oro y de darle alegrías, gloria, fama y prestigio al club catalán, de hacerle vender algunas decenas de millones de camisetas número 10, el Barça comenzó su silenciosa campaña yendo a buscar a Neymar, algo que no cerraba del todo, por el perfil de divo del joven brasileño, un “Cristianito Ronaldito” en potencia.

“Barcelona es el único club posible que, teniendo al mejor del mundo, tal vez al mejor de la historia, trae a otro para desbancarlo. Y luego arma, entre sus medios afines, una campaña para desestabilizarlo. Es increíble”, nos dice Juan Vasle, periodista deportivo de Eslovenia.

En el mismo sentido se expresó Johan Cruyff, quien no aprobó la llegada del jugador del Santos: “Dos gallos no pueden convivir en un mismo gallinero”. No obstante, Neymar se comportó siempre como un señorito con Messi, dándole el lugar de primera figura. Pero la prensa barcelonista (en España, como en ninguna otra parte del mundo, los diarios de cada ciudad trabajan sin sonrojarse para los clubes locales), desde el arribo mismo de Neymar a Cataluña le dieron el primer plano de la información, en una clarísima maniobra de entronización. Messi, el que les da la sopa a todos, quedó en segundo plano. En esto Sport, diario que responde al presidente barcelonista Sandro Rosell, ha sido el más desenfadado. “Ney deslumbra al Camp Nou”. “Neymar se carga al equipo”, “La magia de Ney”. Para justificar el pase.

Unido a ello, cayó, porque todo acaba sabiéndose siempre, una bomba que no termina de explotar, pero cuya mecha arde y crispa los nervios: que Neymar gana más que Messi. Leo cobra 18 millones de euros anuales de salario y Neymar alrededor de 13, pero a Neymar le pagaron 40 millones adicionales como “costes adicionales por derechos adquiridos e indemnizaciones”. Figuran a nombre del padre, pero es igual. Sumando esa “extra” percibe bastante más. Leo es canterano, por lo cual nunca recibirá “comisiones”. Porque además está eso: semejante joya no le salió una peseta al club. Ni siquiera lo descubrió: lo llevó a probarse un señor de Rosario. Y tardaron dos meses en aceptarlo. No se decidían.

Un joven que llega nuevo, sin haber hecho un gol, gana más que el mejor futbolista de la historia del club, el que más le ha dado. Si eso no es ponerle una bomba en el bolso a Messi, digan qué es. Y la colocó el propio presidente. A la familia Messi, que está detrás del crack en todo, desde hace meses le revolotea una sola palabra: traición.

Durante la presidencia de Joan Laporta, el club llamaba al padre de Messi cada seis meses y le reajustaban el contrato. Pep Guardiola lo mismo; sabía que es un chico al que conviene tenerlo feliz: le concedía una semana más de vacaciones que al resto del plantel, lo mimaba, le daba el gusto de jugar todos los minutos de todos los partidos sin reemplazarlo nunca. Pero Laporta y Guardiola ya no están.

La trama verdadera de la “movida Neymar”, aseguran en España, es que Rosell fue un vicepresidente de Nike y mantiene intactos sus vínculos con la empresa. El Barcelona está equipado por Nike; Neymar es modelo Nike. Y es la figura emergente del fútbol mundial. Estando él en el Barsa, Nike puede llegar a vender 100 millones de camisetas con el número 11. A 80 euros, saquen la cuenta. Cierra todo perfecto. Messi, en cambio, es hombre de Adidas. Solo sirve para ganar partidos.

Josep María Casanovas, columnista de Sport, diario indisimuladamente alineado a Rosell, escribió el domingo: “Acaban de saltar las alarmas en el Camp Nou. O se apaga este incendio pronto o esto puede marcar un antes y después en la historia del Barça. Es una situación de alta tensión que puede tener los efectos de un terremoto para el equipo. Por primera vez estamos viviendo un ‘caso Messi’ en el entorno barcelonista, una auténtica bomba de relojería para la directiva. Un jugador que nunca había sido un problema para la directiva, que jamás había entrado en ninguna polémica, una persona que siempre se había manifestado feliz y satisfecha, de golpe salta a la palestra para disparar con bala contra la directiva. Y atención a este dato revelador: el vicepresidente Faus hizo sus desafortunadas declaraciones el 10 de diciembre. Messi le responde el 20 de diciembre. Por lo tanto, la del jugador no es una reacción visceral. Lo que dijo Messi lo leyó de un papel redactado y analizado previamente. Fue un torpedo que responde no solo a lo que dijo Faus, sinosobre todo a los 40 millones cobrados por el padre de Neymar como comisión de traspaso. Esto hizo mucho más daño en la familia Messi. Se ha abierto una herida económica que solo se solucionará con un nuevo contrato... Estamos viviendo un caso que dejará huella. Algo se ha roto en la relación entre la directiva y Leo”.

Ahora está alarmado Casanovas. Y todo el barcelonismo. Empiezan a darse cuenta. Porque primero están los negocios, pero después también hay que ganar. Y el caballo que los lleva al triunfo se llama Messi. En una encuesta, el 74% de los hinchas del Barcelona opina que el club no trata bien a Messi. Hay una sensación de ingratitud. Ahora, el vicepresidente Bartomeu anuncióque apenas vuelva Messi le renovarán una vez más el contrato. Suena prostitutesco. Porque no es un tema de dinero –eso sobra– es el trato.

Guardiola se fue y declaró que no vuelve más. Víctor Valdés, el mejor arquero del mundo, hoy, se va en junio y ha pedido que ni le vuelvan a preguntar si podría reconsiderar su partida. Pero Barcelona está acostumbrado, es famoso en España por romper históricamente con sus ídolos en el mejor momento de estos. Le pasó con el genial Luis Suárez, traspasado al Inter en 1961; con Maradona (luego superastro en el Napoli), con Ronaldo (por no renovarle el contrato que pedía, se fue al Inter a los 21 años después de haber deslumbrado en el Barça).

La lista es larga, y podría continuarla Messi, el hombre llamado a marcar una era con la camiseta azulgrana. Solo Al Barcelona solo le puede pasar.