Wardy Alfaro se aventura como emprendedor porque sabe que el fútbol no es para siempre

En entrevista con ‘La Nación’, Wardy Alfaro habla de su nuevo negocio, de cómo es vivir en medio de críticas, de Leonel Moreira, de Miguel Ajú y más

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Un día antes de casarse, Víctor Barquero necesitaba cambiar el aceite de su vehículo y dice que hizo toda una investigación en redes sociales para encontrar el lugar indicado.

“En la cuenta de Mobil estaban recomendando un taller nuevo en Alajuela y aquí estoy. Vine y me llevé la sorpresa de que la primera persona en atenderme fue Wardy Alfaro. Ahí asocié el nombre del lugar: Alfacar. Ya habíamos hablado por WhatsApp, pero no sabía que era él. Al tratarlo me llevo una gran imagen de él, del servicio y del lugar”, expresó Víctor Barquero minutos antes de que le dijeran que su carro estaba listo.

Otros que ya han probado los servicios de Alfacar son Daniel Colindres, Allen Guevara, Aarón Suárez y José Miguel Cubero.

No andaba su indumentaria como entrenador de porteros de Alajuelense. En realidad, vestía una camisa negra con el nombre de su negocio y un jeans.

“He iniciado un proyecto personal, un proyecto de vida, es un centro automotriz, donde damos los servicios de mecánica rápida, lubricentro, lavado, venta de llantas, alarmas, polarizados y fue un proyecto que tenía pensado hace mucho tiempo, que lo había analizado, estudiado, pensado y se dio la oportunidad. Hace poco lo abrimos”, relató Wardy Alfaro en una entrevista que concedió a La Nación.

¿Por qué este tipo de negocio?

Porque aparte del fútbol, que me he preparado muchísimo, tengo la licencia A, tengo el master en entrenador en España, tengo el análisis de videos Scouting también, certificado. Me he ido preparando en la parte deportiva y también en la paralela, que es tener la posibilidad el día de mañana de poder también subsistir con otro negocio, con otro ingreso.

También para darle la posibilidad a personas que puedan trabajar conmigo y ser una fuente de ingresos para ellos y generar un ambiente laboral muy bueno y el trato con los clientes, con la gente.

Me gusta conocer a las personas que vienen, darles un trato personalizado, conversar y hablar de fútbol. Por ahí anda, el tema mío fue un plan personal, visualizado hace mucho tiempo y que el negocio sea distinto, agradable, seguro, en el que se pueda pasar un rato ameno.

¿Por qué un negocio así, de carros?

Es que siempre he pensado y lo sé, hay mucho carro. Es un negocio con mucha competencia, sí, pero es un negocio donde si se le da un buen servicio al cliente, de calidad, como innovación, seguridad, confianza, poco a poco se va a ir generando la posibilidad de que vengan clientes y al final lo que deseamos es la capacidad de tener recursos para que quienes trabajamos acá podamos subsistir y también llevar una vida paralela al fútbol.

¿Esto es en parte el resultado de cuando usted decidió combinar el fútbol con el estudio?

Sí, yo estudié administración de empresas hace mucho tiempo y ya había tenido otros negocios, este es el tercero. Había tenido un supermercado, había tenido un catering service de fiestas con inflables y ahora este es como el que quiero realmente establecer, para llevarlo paralelamente al fútbol.

Porque a nivel de procesos y de la gente que trabaja conmigo, esa es la intención que tengo, que pueda combinarlo yo con el fútbol, que en las mañanas que trabajo con el equipo sé que tengo acá gente de confianza y con procesos y que un cliente pueda venir y se le atienda igual si está Wardy o no está, porque los procesos son los mismos, esa es la intención del negocio.

Yo siempre tuve en mi mente el ahorrar, no he gastado dinero en cosas banales, más bien he sido ahorrativo para ser congruente con lo que pensaba cuando era futbolista, que era vivir mejor después del fútbol y durante.

Gracias a Dios he tenido la oportunidad de personas que me han dado su mano y con esfuerzo, sacrificio, ahorro, estudio para tener un proyecto personal, un negocio no es fácil.

Los emprendedores me entenderán, porque saben que no es fácil, pero aquí estamos con ánimo, con ilusión, con las ganas y la esperanza de que todo salga bien, por el bien personal y por el bien de los compañeros que trabajan conmigo y de los clientes.

¿Cómo han sido los primeros días, vienen a buscarlo para hablar de fútbol?

Es interesante, porque lógicamente conforme se van dando cuenta que estamos ubicados en Alajuela y atendemos a cualquier aficionado, por supuesto.

Han venido saprissistas, heredianos, liguistas, cartagos y personas que no tienen equipo. Con los que me reconocen, lógicamente que hablamos de fútbol, de todos los equipos, porque es una relación personal y es inevitable hablar de fútbol.

Pero lo hacemos ameno, desde un ambiente de confianza, que el cliente siente esa cercanía de alguien que está involucrado con el fútbol.

Para mí es importante darle al público la posibilidad de que con actividades que haremos acá en el negocio, en Alfacar, puedan conocer jugadores, tomarse una foto o llevarse un autógrafo.

Y no quiero tampoco encasillarme o que me encasillen en que solo atiendo a liguistas. Al contrario, es más bien que la gente sepa que Wardy Alfaro es emprendedor, trabajador, tiene un negocio y vamos a conocerlo, sea saprissista, liguista, cartago, herediano, porque aquí el color no es determinante para atenderte, para nada.

Siempre vamos a conversar de fútbol y ojalá nos visiten. Alfacar está ubicado 800 metros oeste de Pequeño Mundo en Alajuela, carretera rumbo al barrio San José, frente al Colegio Saint Francis.

¿Cómo es para usted vivir entre la crítica, porque con lo que pasa en la Liga siempre hay que buscar culpables y entre los culpables que se buscan, siempre sale el nombre de Wardy para bien o para mal?

Es algo con lo que he vivido durante estos siete años, a veces injustificado, a veces pasionales las críticas más que racionales. Siempre me he mantenido al margen, nunca he salido a hacer ademanes, aspavientos, ni problemas con la gente y mucho menos ante la afición. Al contrario, me he mantenido siempre al margen de esas críticas.

Algunas o la mayoría irracionales, porque al final yo defiendo mi trabajo día a día y las personas que están en mi entorno, por algo me defienden, porque ven mi profesionalismo, ven mi capacidad.

Y el venir acá también me abre la posibilidad de aislarme un poco de este tema, que igual con los clientes conversamos, me preguntan y hablamos de fútbol, de porteros, de la Selección Nacional, de jugadores, porque eso es lo que quiero, que la gente sienta esa confianza de conversar conmigo de cualquier tema, sin sentir que yo estoy a la defensiva por algo de redes sociales.

Tengo claro que una cosa son las redes sociales y otra cosa es la interacción con el cliente cuando viene a Alfacar y conversamos de fútbol, porque quizás, cuando habla conmigo va cambiando esa irracionalidad y hablamos más objetivos, más tranquilos y hay argumentos que son respaldados cuando hablas con la persona criticada, que soy yo.

Porteros que tuvo a cargo antes como Patrick Pemberton, Adonis Pineda o Mauricio Vargas por citar algunos, la verdad es que ni en entrevista ni fuera de entrevista nunca se han escuchado quejas de ellos contra usted. ¿Eso qué le dice?

Al final es lo que más satisfacción le da a uno, el que esas personas sin pedirles nada, sin decirles, siempre hablan bien de mí porque lo sienten, porque si un jugador no siente algo de un entrenador no lo dice o lo evade. Cuando a ellos les han preguntado, han hablado bien de mí. Eso me da satisfacción personal de saber que a nivel laboral hago muy bien mi trabajo, que están contentos, pero lo que más me llena de satisfacción y me llena el alma es la personal.

Ellos pasaron por mí y sintieron y saben que la persona está por encima de cualquier cosa, de una crítica, de una final perdida, de una mala actuación, el apoyo incondicional que ellos han sentido de mi parte, eso para mí no tiene precio y la persona está por encima de todo.

Dejaremos de ser futbolistas, como yo lo dejé de ser y seguiré siendo persona. Y ahora que vivo de esto, del negocio, de Alfacar, me lo refleja más, porque vienen amigos del fútbol, vienen exjugadores, vienen compañeros. Eso significa que mi relación como persona siempre fue buena y eso no tiene precio.

¿Qué tan difícil es ser portero?

Primero desde la aceptación del error, que es algo normal de un portero, que tiene que vivir con eso, lo más difícil es la mente, porque la capacidad, la técnica, lo físico, la táctico, eso se entrena y se potencializa.

La mente también se entrena y se potencializa, lo que pasa es que hay unas personas que a nivel mental tienen más capacidad que otras. Yo creo que lo más difícil de ser portero es mantenerse fuerte en los momentos más difíciles, porque llegan y van a llegar los goles, por errores, por acciones en las que pudieron hacer algo más, por finales, por muchas cosas.

Al portero siempre se le va a achacar mayor responsabilidad, porque no puede fallar.

¿El portero siempre es el más señalado?

Así es y es parte del fútbol, el portero tiene que vivir con ello, tiene que convivir con ello, aceptarlo, ser resiliente al error, ser fuerte mentalmente y seguir trabajando y disfrutarlo.

Lo que siempre les he dicho a ellos es que disfruten de jugar fútbol y que disfruten de la vida, como ahora yo disfruto de la tensión, del nerviosismo, del miedo que me da emprender un negocio, que igual lo disfruto, porque tengo salud, tengo trabajo y eso al final es lo más importante.

¿Y qué pasa con el portero que sufre porque está en banca?

Es parte también de la resiliencia y de la paciencia que deben de tener los porteros, saber que solo juega uno y que por más que trabajes, está otro compañero jugando. Pero ese que está esperando es determinando para que el nivel del primero sea muy bueno, porque el primero no se puede confiar de que siempre va a jugar, porque el segundo está atrás trabajando fuerte también para jugar.

Viene el Mundial y se habla mucho de Leonel Moreira. ¿Qué criterio tiene de él y estos días que faltan para saber si va a estar o no en esa lista final?

Primero deseo que esté, ha estado en todo el proceso, en toda la eliminatoria y deseamos que vaya al Mundial. Él pertenece a nuestro equipo y ha estado trabajando muy duro con nosotros. Deseo fielmente que vaya al Mundial y si no, pues igual lo apoyaremos, porque es perteneciente a nuestra institución, es un gran portero. Como todos, que hemos tenido altibajos, pero eso no quita que sea un gran portero y en este caso ojalá tenga la posibilidad de asistir a otro Mundial, por el bien de él y de la institución.

¿Y Miguel Ajú?

Es un portero de mucha proyección, muy profesional, atento siempre a mejorar, a autocorregirse, tiene un gran camino por delante y lo que siempre hemos hablado con él, que es de paciencia, es de esfuerzo, es de sacrificio, es de trabajo. Es de resiliencia, de momentos difíciles y la verdad que en Alajuelense estamos tranquilos, porque tenemos un portero ya con bagaje y con experiencia como Leo. Y en el caso de Ajú, un portero de muchísima proyección.

Usted dice que el fútbol no es para siempre, pero se ha ido preparando como para permanecer mucho tiempo en el fútbol. ¿Cómo se explica eso?

Eso lo gente no lo sabe, porque doy pocas entrevistas y quizás eso es por lo que me defienden tanto las personas con las que trabajo, porque saben mi profesionalismo, lo que doy en el día a día y mi capacidad de mejorar, de crecer, de prepararme y muestra de ello es que nunca me quedé con lo que sé.

Saqué licencia de entrenador, saqué licencia de portero, hice Master en España, hice Máster en Scouting y análisis de video, siempre he estado ahí a la par de los entrenadores, creciendo, aprendiendo, apoyándolos y eso también para mí es importante.

Tengo la posibilidad del día de mañana ser entrenador de fútbol, por qué no, porque tengo los diplomados, el bagaje, los años, tanto de futbolista como de este lado, porque tengo siete años de estar en el cuerpo técnico y si se me da la oportunidad y si ese gusanito quiero experimentarlo, lo voy a hacer.

Para eso me preparo también, no solo para darle un valor agregado a la institución a la que pertenezco, sino también por un tema personal de crecimiento.

Inclusive le tocó dirigir en un partido. ¿Cómo fue ese día y si desde eso cree que de verdad en algún momento quiere sentarse en el banquillo ya con la formalidad del caso?

Sí, porque las cosas a veces pasan por algo. Con el profe Andrés Carevic teníamos una gran comunicación, nos apoyábamos entre todos. La idea estaba muy clara y los jugadores al ver que todos somos un cuerpo técnico en el que aparte del respeto, ven conocimiento y capacidad, entonces me sentí muy bien esa vez.

Me entró ese gusanito de que estoy aprendiendo, me gusta, siento que puedo con respeto, cariño y credibilidad, conversar con alguien en el tema del fútbol.

Porque el futbolista no lo valora a uno por lo que fue, si no por lo que le demuestra día a día y por lo que le enseñas, por lo que le muestras con tu capacidad, porque la gente puede pensar que esta persona como jugador fue muy bueno y como entrenador debe ser igual. Y no necesariamente es así.

Al contrario, puede ser un jugador que era normal, pero que como entrenador es buenísimo. Y hay un detalle importante, que la mayoría de buenos entrenadores fueron porteros, porque tienen una noción diferente del campo, como Ricardo La Volpe.

Fueron porteros y ven esa posibilidad de un análisis más objetivo y frío del juego, porque estuvieron atrás, viendo el partido, con el otro panorama.