Volver con la frente...

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Como buen amante del tango, Carlos Orlando Linaris Vello regresó al país no para aplicar aquel estribillo de volver con la frente marchita... sino para dar la cara y refutar aquellos cargos que motivaron su caída en el Saprissa.

Mañana caerá la hoja 44 del almanaque de su vida. Hoy su sucesor, el colombiano Luis Augusto García, cumple 45. Ambos se conocen, pero no tienen ninguna amistad.

El uruguayo vino aquí hace dos temporadas. Ganó dos títulos, revolucionó el futbol de un equipo que surgió como una "constelación de estrellas" en la campaña del 93-94 y que asumió en el octavo lugar para encaminarlo al Campeonato que repitió en el torneo 94-95.

Este bebedor de mate salió hacia Montevideo el 19 de junio --un día después de ganar el bicampeonato-- acompañado por su preparador físico, Daniel Ipata. Regresó el viernes luego de conocer, allá en la capital uruguaya, su separación del equipo la madrugada del martes. Enrique Artiñano, presidente morado, por medio de una llamada telefónica le dio la mala nueva.

De carácter fuerte y defensor de sus principios como entrenador, Linaris cayó en desgracia en la directiva saprissista al no permitir que los dirigentes se entrometieran en sus funciones y por demandar mayores atenciones para el equipo mayor.

Alabado por algunos de sus jugadores y rechazado por otros, el uruguayo es de la mentalidad de que Saprissa es un equipo grande para futbolistas de renombre. Acusado por su falta de apoyo a los nuevos valores, el charrúa se escuda en Try Benneth y Víctor Cordero, a quienes puso a jugar en dos partidos de la final contra Alajuela.

Casado con Lisette Ventoso y padre de Karla y Alexandro, el exlíbero del futbol uruguayo jugó en Chile y Grecia. Se inició como entrenador en el extranjero con el equipo morado y en su país ascendió a Rampla Junniors.

Vino aquí recomendado por el empresario Leonidas Duarte. Llegó el 31 de diciembre de 1993 y cinco días después asumió su cargo en el Saprissa cuando este se hallaba en el octavo lugar; luego lo hizo campeón 93-94 y lo mantuvo en el primer lugar el 94-95 para ganar el bicampeonato.

Su permanencia en el equipo, al concluir cada campaña, era incierta, pero al final renovaba.

Hoy está en la acera de enfrente con un reclamo de $50.900 (9.162.00 colones) y dispuesto con su abogado, Manuel Enrique Fernández, y el empresario Duarte a demandar al club morado por daños y perjuicios. En su maleta tiene, por la renovación para una temporada que no llegó, un cheque de $18.500 (3.330.000 colones) y dos letras de cambio por $9.250 (1.665.000 colones) cada una que se harán efectivas en diciembre. Y para engrosar sus fondos espera el pago de $10.000 (1.800.000 colones) por rompimiento de contrato de parte de Saprissa.

Nacido un 17 de julio en Montevideo, celebrará mañana aquí su cumpleaños 44, "con la frente en alto" y dispuesto a dejar su imagen limpia.