Una paridad inquebrantable

Gol del Herediano, a 5’ del final, fue bien anulado por fuera de juego de Sánchez

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Alajuela. En el futbol hay empates destinados a nunca romperse, por más que se den las circunstancias para que alguien se vista de héroe.

El juego de ayer entre Herediano y Cartaginés, sobre la grama sintética del estadio Alejandro Morera Soto, fue uno de esos empates inquebrantables, aunque desde muy temprano, todo estaba dado para acabar con un resultado muy diferente al 0-0.

Primero fue el brumoso Randall Chiqui Brenes que, apenas al minuto 8’, dejó escapar una clarísima opción de cambiar la historia al partido y firmar con gloria su regreso al futbol nacional.

Después vino la expulsión del delantero florense Rigoberto Jiménez, al 20’, tras una entrada artera sobre el mismo Brenes.

Con un hombre más y de visita ante un equipo rojiamarillo que todavía no se acostumbra a su nueva casa en Alajuela, era el momento para que los brumosos soltaran la metralla, pero los hombres de Juan Luis Hernández ni se percataron de su ventaja.

Herediano ordenó filas, pasó a línea de cuatro, dejó solo en la delantera al cumiche Carlos Fernández y, de la mano del uruguayo José Carlos Cancela, se vio mejor sobre la cancha.

En Cartaginés no hubo respuesta, ni Sergio Martínez ni Leonardo Madrigal se animaron a poner la pausa antes de que acabara la primera parte. Las opciones más claras fueron de Eduardo Valverde y Jorge Barbosa, pero sus remates no bastaron para inclinar la balanza.

De camerino. Para desdicha brumosa, la ventaja numérica terminó al salir del camerino. Solo 10 segundos después del inicio de la segunda parte, Héctor Hidalgo sujetó de la camiseta a un contrario, vio la segunda tarjeta amarilla y regresó al camerino del que acababa de salir.

La ausencia de dos hombres sobre el terreno pareció abrir espacios para el ataque, y el juego aumentó en opciones de gol, aunque no en calidad.

Las alocadas corridas de Eduardo Valverde se convirtieron en la principal arma del Cartaginés, pero terminaron estrellándose con la zaga local o traducidos en un remate flojo a las manos del guardameta Ricardo González.

Por su parte, Herediano encontró en el defensa Robert Arias a su mejor atacante. De las piernas del capitán florense salieron al menos cuatro disparos que hicieron emplearse a fondo al portero Carlos Díaz. De hecho, fue Arias quien comenzó, a cinco minutos del final, la acción más polémica del juego.

El zaguero sirvió a Cancela y este a José Sánchez. El pequeño florense acarreó el balón, encaró la marca y sirvió a Marlon Camble, pero en la emoción de la jugada se olvidó de frenar la carrera y quedó en la espalda de Díaz justo cuando su compañero soltaba el remate.

El balón se fue al fondo y estalló la celebración florense. Sin embargo, aconsejado por el asistente Leonel Leal, el árbitro Randall Poveda echó atrás la algarabía y anuló el gol. La razón: por más que quiso quitarse, Sánchez tocó el balón en clara posición prohibida e invalidó el tanto de su equipo.

El reclamo del equipo local fue tan airado como acertada la decisión del silbatero.

Estaba escrito. No había forma. El 0-0 no se rompería. En 94 minutos, ni florenses ni bromosos habían hecho méritos para quebrar los inquebrantable.