Guápiles. El exjugador Juan Arnoldo Cayasso lo descubrió y el técnico Marvin Solano lo sacó de una construcción para darle su segunda oportunidad.
El defensor del Santos Eduardo Touborne disfruta su primera final al máximo, pues en algún momento llegó a dejar a un lado su sueño de ser futbolista.
Touborne inició su camino en el balompié tico jugando en una escuela de futbol de un equipo llamado Los Leones de Batán.
Conforme iba creciendo su destreza por la banda izquierda, sus vecinos y amigos fueron prestando atención.
Fue ahí donde Cayasso lo invitó a formar parte del equipo Caribe Sur, experiencia que a la postre le abrió las puertas de B° México.
“Ahí estuve jugando en el Alto Rendimiento, pero yo ya no iba a seguir más en el futbol. Entonces, me puse a trabajar en construcción. Ahí fue donde don Marvin me llamó y me dijo si estaba entrenando con alguien. Yo le dije que había estado en Tercera, con Matineña”, contó el joven de 22 años.
Aquel llamado de Solano era para formar parte del equipo con el que debutó en Primera.
Confusión. Apadrinado por una enorme estampa, se encuentra un joven de pocas palabras que acompaña de ilusión la historia que lo llevó a cumplir su sueño,
“Yo dejé los estudios para dedicarme a esto. De hecho mi mamá y mis hermanos siempre me decían que concluyera mis estudios (llegó hasta primer año de colegio) y que abandonara el deporte para cursar una carrera. Pero yo les dije que iba a llegar a Primera y lo logré”, explica el jugador oriundo de Batán, aunque por su apellido, constantemente lo confunden con un extranjero.
De paso, el joven aprovechó para aclarar sus orígenes.
“El apellido Touborne es de Jamaica, pero mi mamá y todos los familiares siempre me dicen que aclare que soy de Batán”.