Sporting se juega la vida en cada juego. El cuadro que quiere librarse a como dé lugar del descenso sufrió para amarrar los primeros tres puntos del nuevo campeonato que le permitan ilusionarse con la salvación.
En un partido que parecía sencillo para los josefinos porque en un tiempo iban ganando 3 a 0, terminó siendo de dientes apretados. El duelo terminó con un 3 a 2 sobre Herediano, pero que bien pudo finalizar 3 a 3.
Sporting aprovechó un primer tiempo para el olvido del Team para castigar y llenar de interrogantes la cabeza del estratega Fernando Palomeque.
El cuadro rojiamarillo entró dormido al cotejo y fiel reflejo de esto fue el primer gol en contra. Esteban Ramírez tomó el balón en media cancha y condujo hasta el área contraria, sacó dos marcas y definió de derecha ante la mirada de los zagueros, quienes nunca lo presionaron.
En siete minutos ya Sporting celebraba, mientras Palomeque aplaudía y desde su banquillo aseguraba: ‘no pasa nada, vamos arriba’.
Sin embargo, un error de Bryan Segura, arquero herediano, puso la cuesta más empinada para los florenses, cuando el portero fue bañado por un tiro libre de Elián Morales. Al primer tiempo todavía le quedaba rato y el encuentro ya iba 2 a 0.
Palomeque y Pablo Salazar, asistente técnico, conversaban sobre qué sucedía en el campo, no obstante la acción que los dejó sin palabras fue la tercer celebración rival. Joaquín Aguirre en un tiro de esquina empujó la pelota para el 3 a 0.
El primer tiempo finalizó con un Herediano confundido, sin respuestas y sin actitud, empero la llegada del complemento fue como una revancha para los pupilos del timonel mexicano.
El ingreso de Jonathan McDonald y Orlando Galo puso al Herediano nuevamente en el partido; la mayor presencia ofensiva tuvo sus frutos cuando en dos minutos, del 64′ al 66′, los visitantes marcaron dos goles.
Yael López aprovechó un gran centro de Ariel Soto al segundo palo para el 3 a 1 y dos minutos después fue Fabrizio Ramírez el que empujó con una media volea la pelota al fondo de la red. 3 a 2.
Con las dos celebraciones comenzaron los nervios en Sporting, José Giacone dejó de vivir el encuentro con comodidad, se puso de pie y en 23 minutos no volvió a sentarse.
Jonathan McDonald pegó un balón en el palo, seguidamente Anthony Contreras repitió en el horizontal; Giacone se agarró su cabeza y con sus puños cerrados buscaba explicaciones de cómo se le había caído el equipo. El timonel no tuvo respuestas en el banco y confió en los hombres que le habían dado la ventaja inicial, a excepción de tres variantes que realizó por lesiones musculares de tres futbolistas, dos de ellas en los últimos tres minutos.
La mejor noticia para Sporting fue el pitazo final, cuando por fin pudo decir: los tres puntos son míos. Sporting, con el corazón en la mano, consigue ganar su primer final para librarse de su lucha más compleja: evitar descender.