Guadalupe. Saprissa sufrió en la inicial y castigó en la complementaria. Un partido que probó el temple del Monstruo y le dio visa para alzarse como líder del Torneo de Verano con rendimiento perfecto: tres victorias en tres juegos, gracias al solitario gol de David Guzmán.
Santos regaló la localía y no solo por traer el juego a Guadalupe, patio trasero de Saprissa. También porque César Eduardo Méndez mandó a la cancha un planteamiento de doble candado (cinco en el área y tres al frente) que, sin embargo, fue efectivo y le dio a su equipo –de contragolpe– las opciones más peligrosas de la primera mitad.
La “visita” quedó limitada a una sola oportunidad en ese primer acto: al 8’, cuando Keilor Soto se encontró una bola mal rechazada y no dudó en patear de una para que el meta Adrián de Lemos se luciera en el fondo.
Fueron los guapileños, desde su timorato planteamiento, los que paradójicamente se encontraron las mejores ocasiones antes del descanso, principalmente en los pies del delantero Kenneth Dixon, quien falló –por partida doble– cuando Mario Víquez lo dejó solo frente al portero morado Danny Carvajal, al 37’.
Andrey Francis y José Carlos Pérez también tuvieron ocasión de malgastar chances y el segundo tiempo llegó con el encontrado sentimiento de que Santos, quizá, sí merecía ir ganando.
Castigar. No tomó mucho tiempo en la complementaria para que Saprissa castigara la falta de definición de los santistas.
Apenas al cuarto minuto después de la reanudación del encuentro, Deyver Vega pegó un zurdazo en el horizontal y el rebote topó al desmarcado Guzmán, que no dudó en abombar la red.
Allí se acabó toda lógica de resguardo. Santos salió a buscar el partido y Saprissa dio velocidad de vértigo al traslado del balón.
Esos nuevos espacios colmaron de emoción el juego: al 51’ Ariel Rodríguez caía en el área en un aparente penal y al 57’ el mismo saprissista de número 14 fallaba a la cita con un centro peligroso de Juan Bustos Golobio
Al 76’, Guzmán volvió a probar los reflejos de De Lemos y el meta respondió bien, pese a que le dejó el balón servido a un Diego Estrada que no pudo matar.
El resto fue el control morado para asegurar el recién conquistado liderato del torneo.
También hubo espacio para la anecdótica expulsión de Néstor Monge en apenas dos minutos en el terreno de juego.