Ciudad Quesada. Saprissa castigó con frialdad la falta de corazón norteña y lo hizo con tantos goles como pudo. Aprovechó, de paso, las facilidades que le ofreció San Carlos para subirse al liderato del Invierno .
La victoria 1-6 ante los Toros del Norte fue quizás el mejor encuentro de los morados bajo el mando de Daniel Casas, pero aún con el mérito de la contundencia, fue la escuálida cara de los norteños la que se robó el show en Ciudad Quesada.
Desde hace mucho no se observaba a un equipo sancarleño tan decaído tanto moral como futbolísticamente, una imagen impensada para un conjunto que tres torneos atrás se codeaba con los grandes del campeonato nacional.
Los dirigidos por Marvin Solano llegaron ayer al estadio Carlos Ugalde con la determinación necesaria solo para hacer acto de presencia, y fue precisamente esa falta de ganas la que horas después sacó al timonel de su puesto.
Y bajo ese cúmulo de oportunidades, Saprissa hizo por fin su agosto. Si el objetivo era llevarse los tres puntos, la goleada era lo menos que se podía esperar cuando no hay quién cuide la casa.
A los morados les resultó fácil sacudirse las críticas que tocaron a su puerta tras la derrota ante Belén. Ayer era un día para dejar el pasado atrás.
Paseo. No se trata de ensalzar las virtudes moradas o hacer leña del árbol caído con los norteños, pero como bien lo dijo Solano tras el encuentro, ayer Saprissa fue infinitamente superior a San Carlos.
Y lo fue adornado con las actuaciones de José Luis Cordero y Manfred Russell, sus conductores en un nuevo ensayo de esquema.
Por primera vez Daniel Casas dejó de lado su triple creativo y dio paso a una doble contención por delante de la línea de cuatro.
El experimento, aun cuando el parámetro fue demasiado accesible, dejó en el saprissismo una cara de satisfacción.
Porque primero Russell y Cordero por fin enseñaron su mejor cara con este Saprissa y luego porque a ellos dos se les unió el acertado debut con gol de Deyver Vega.
También agradó Ricardo Costa, porque aunque no concretó sus opciones de gol, sí participó en otros tres y fue parte importante de la ofensiva morada.
Así, mientras el mediocampo morado jugaba a placer, los locales corrían detrás del balón bajo la copiosa lluvia. No hubo qué hacer.
Para cuando Bryan Vega anotó por los locales, ya Cordero y Deyver Vega habían celebrado los suyos; más tarde llegaron otros de Sequeira, Russell y el mismo Cordero.
Y no hace falta enumerarlos, porque la goleada es lo que menos se puede esperar cuando se deja el corazón en el camerino.