Saprissa alivió su sed tras dejarse la Copa

La seriedad con la que la S enfrentó el torneo explica el por qué del título de ayer

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El saprissismo puede respirar, pues al fin su equipo logró ponerle las manos a una copa.

Aún no es la que desean, pero por lo menos pueden decir que los tres años de sequía se acabaron.

Por eso es que aunque el festejo en la cancha y en la gradería del Estadio Nacional fue de alguna manera efusivo, y por qué no decirlo, merecido, tampoco dio para tirar la casa por la ventana.

Sin embargo, el éxito hará que jugadores, cuerpo técnico y dirigencia puedan tener algo de paz para trabajar a lo largo del Campeonato de Invierno 2013 , el cual es el verdadero objetivo.

“Era una presión que teníamos todos. pero por dicha hoy (ayer) nos quitamos ese peso de encima,” aseguró su capitán, Alexander Robinson, al resumir el sentir de todos sus compañeros.

Eso sí, hay que tener claro que el título no quiere decir que el Monstruo fue el que mejor fútbol demostró. Tal vez sí, tal vez no.

No obstante, sí apunta con total contundencia que fue el que más seriedad le dio al certamen.

Desde el primer partido en Guanacaste, la S usó a sus figuras, convencida de que debía obtener el cetro a como diera lugar.

Usó el discurso de soltar piernas y agarrar ritmo, pero siempre como segundo argumento. El primero fue: “Saprissa tiene que ganar todo lo que dispute”.

Ahí le sacaron ventaja a prácticamente todos los demás.

Ahí empezó a labrarse un logro que aunque nadie lo diga, todos quisieran haber conseguido.

De hecho, esa necesidad, esa obligación, es el por qué de que sus últimos tres juegos en la Copa (los dos de semifinal ante Cartaginés y la final ante Carmelita) fueron de una intensidad altísima.

Sin duda, los más emocionantes de todo el novel torneo, que valga mencionar que con unos cuantos ajustes, puede convertirse en una tradición importante en el país.

La parte “triste”. Por otro lado, está Carmelita el “caballo oscuro” de la competencia, como le dicen en otras latitudes a la sorpresa.

Los jugadores verdolagas seguramente cargarán varios días con la desazón de haber perdido una valiosa (y quizás única) oportunidad de alzar un trofeo con esa camiseta, pero no deberían de hacerlo.

Aunque no alcanzaron el título, los más metafísicos podrán asegurar que en algún lado estará Carlos Cañón González sonriendo en su banquito de verdulería.

Esto porque la gran carrera de la Barriada en el certamen es para sentir orgullo e ilusión de cara a la temporada que se avecina, una en la que ya anunciaron que no serán un equipo sencillo.

“No seremos el equipo simpaticón de toda la vida”, anunció el técnico Guilherme Farinha en sus primeros días en el cargo.

Ayer, aunque más de la mitad del país seguramente les extendió su simpatía, los carmelos comenzaron a demostrar que buscarán amargarle el día a cualquiera.