Puntarenas ejecutó una mejor suerte que la de saber ganar ante Carmelita

El Puerto no pudo controlar la ventaja pero aún así tuvo la fortuna para ganar

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Alajuela. La suerte de definir un partido y llevarse los tres puntos es algo que no sabe hacer Puntarenas. Anoche los naranjas, vestidos de blanco, tuvieron tres veces el triunfo en las manos e igual número de veces lo dejaron ir ante un Carmelita más corajudo que inteligente.

Mas la fortuna les acompañó para que el meta Víctor Bolívar, ya en el cuarto minuto de reposición, detuviera el penal de José Adrián Marrero y rescatara los tres puntos.

Victoria, de 2-3, justa por un lado ya que el Puerto fue mejor. A la vez inmerecida pues despilfarró la ventaja y no tuvo la consistencia para controlar un partido que le pudo ser mucho más fácil.

Dejar vivir. El Puerto inició endiablado en Alajuela y, con fútbol directo y veloz, supo poner en aprietos al aturdido dueño de casa. Pero perdonó y le tocó cerrar el primer tiempo sin botín en las manos.

El peligro con el que acechaba un tiburón del área como Daniel Quirós y un cabezazo potente de Darío Delgado anunciaban la pronta ventaja en el marcador.

Fue así como, al 26’, la visita agarró mal parada a la defensa en un contragolpe y Quirós puso, como con la mano, medio gol en la testa de Ángelo Padilla.

A los porteños les faltó intensidad para mantener el acecho. También hubo reacción: salió un peso muerto como lo fue Mario Camacho en los 36’ minutos que jugó y mejoró la ofensiva verdolaga.

Entonces, al 39’, un ataque veloz dejó a Esteban Armijo abierto frente al marco. El remate se estrelló en Bolívar y el contrarremate de Carlos Clark pegó en el horizontal.

Anuncio de que pronto llegaría el empate, pero no antes de que Puntarenas, en los pies de Quirós, perdonara otra vez.

El 1-1, antes del descanso, fue de Chacón, quien dio dinámica al ataque tras sustituir a Camacho.

Entró a definir. Con el pesar de no haberse llevado el justo premio de la inicial, el Puerto volvió a la cancha a buscar la ventaja.

Padilla apareció de nuevo desmarcado en el área: 2 a 1 parcial que parecía justo y definitivo.

Pero otra vez los cambios del profesor Farinha daban resultado. Carmelita jugaba su mejor fútbol y acechaba con peligro.

Así que a nadie extrañó cuando llegó el empate carmelo, al 68’, de nuevo gracias a Chacón.

El final quedó a la suerte de una ruleta, desde los once pasos: al 83’ Colindres anotó, de penal, el 2-3; al 94’ Marrero no pudo, de penal, empatar el marcador.