Todo técnico acusa siempre a la falta de definición como la principal falencia de su equipo. Es, en parte, una forma de defender el dispositivo táctico y transmitir la culpa a los futbolistas. Pero en el Torneo de Invierno otros fueron los villanos, los porteros se robaron la atención y no de una manera positiva.
Desde el reinvindicado Danny Carvajal, que acabó campeón con Saprissa, al novato Jussef Delgado que solo jugó 20 minutos con Belén... Casi ningún hombre con guantes se salvó de las críticas.
Lo muestra la alta irregularidad en las porterías, un puesto que por su poca exigencia física suele ser constante en el fútbol.
Solo Darryl Parker, que jugó 1.890 minutos con el Uruguay de Coronado, estuvo presente en al menos el 90% (95,5%) de los partidos de su equipo en el torneo.
Apenas a cinco porteros se les pudo llamar titulares indiscutibles en el certamen, o que hayan jugado en al menos tres cuartas partes de los partidos de sus equipos: Parker, con Uruguay; Adrián de Lemos (87,5%), con Santos; Carlos Méndez (81,8%), con la UCR; Alejandro Gómez (79,2%), con Cartaginés, y Patrick Pemberton (75%), con Alajuelense.
Es más, 33 metas desfilaron por la Primera División en el corto campeonato. Es decir, la mayoría de los clubes utilizaron a sus tres –o más– guardametas.
Santos y Alajuelense usaron a cuatro metas. Mas los guapileños lo hicieron ya eliminados y los manudos cuando estaban clasificados o para rotar el puesto.
Belén también usó cuatro porteros y en condiciones desastrosas. De hecho, uno de ellos, Fernando Valverde, ni siquiera acabó el torneo en el club.
Limón, Cartaginés y Saprissa usaron tres porteros.
Caso contrario, As Puma, Carmelita, la UCR, Herediano, Uruguay y Pérez Zeledón solo utilizaron a dos porteros. Pero solo los coronadeños tuvieron titular, los demás tuvieron a dos metas peleando el campo juego a juego.