Porteños vuelven, otra vez, a sonreír

Puntarenenses saborean una victoria tras siete jornadas de sequía en el torneo

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Guápiles. Sonó el pitazo final y de inmediato Rónald Mora pegó un grito al cielo. Fue desahogo puro, pues su equipo tenía más de un mes sin conocer una victoria.

Santos recibió un freno a su buen momento y ayer llegó a tres derrotas en su patio, algo poco común para los guapileños, que habían hecho de su estadio un fortín.

Empero, anoche Puntarenas los madrugó y en menos de tres minutos logró dos jugadas de peligro.

Una de ellas fue un buen contragolpe. Aníbal Arrieta se aventuró al ataque y filtró un balón a Ariel Rodríguez, quien mató con un toque fino y preciso ante la salida del meta Johnny Aguilar.

A partir de ahí, los de Santos tuvieron que nadar contra marea .

Santos pecó de imprecisión en sus pases y apostó por el pelotazo; además, concedió mucha libertad en las marcas, por lo cual jugó prácticamente al filo de la navaja.

Mejoría. No obstante, para la segunda mitad, los caribeños tuvieron un “cambio de cara” y demostraron tener el control del juego.

Los santistas se acercaron en muchas ocasiones, sobre todo en los pies de Jonathan Moya.

Este, inclusive, desaprovechó una salida en falso de Luis Diego Sequeira y, con todo el marco a su disposición, no hizo el empate.

Parecía cuestión de tiempo para que Santos lograra el ansiado empate, que llegó al 71’ tras un pase de taquito de Esteban Maitland a Rándall Porras, quien remató a boca de jarro dentro del área.

Para esas alturas del juego, el Puerto solo acataba a defenderse, pero un tiro libre le permitió, inesperadamente, sentenciar el juego.

Darío Delgado cobró y dio en la barrera; en el contrarremate Delgado la acomodó a la derecha del meta Aguilar.

Al final se volvieron a escuchar risas y bromas en el camerino porteño: no era para menos pues ayer lograron una victoria importante que les permite volver a sonreír y, sobretodo, creer en sí mismos.