Porras: ‘La vuelta será una lucha de emociones’

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Santa Ana. De buen verbo y talante tranquilo, el volante de Santos de Guápiles Randall Porras analizó en frío desde su terruño lo que fue el primer juego de la final el sábado anterior.

Porras afirmó que tras juegos como estos siempre cuesta conciliar el sueño por lo que meditó sobre lo sucedido ante el Herediano una y otra vez, por lo que hasta las 3:45 a. m. logró dormir.

“Por la adrenalina es más tenso una vez finalizado el partido, pues no tenemos un video para poder ver el juego inmediatamente y analizar qué hicimos mal y qué no. A uno, el casete que tiene en el cerebro le queda dando vueltas, preguntándose el qué hubiera pasado si”, explicó el volante.

Acompañado de su esposa, Daniela Retana, en su casa en Piedades de Santa Ana, el jugador explicó que la derrota del sábado por la noche fue una conjugación entre la virtud florense y las “malas decisiones” de su equipo.

“Sufrimos dos goles de táctica fija. En el gol de Cancela, por ejemplo, nos metimos mucho en el área y cuando el portero reaccionó ya era tarde, entonces no nos ayudamos ni al portero, ni a nosotros mismos”, añadió.

Pese a que deberán imponerse por más de tres anotaciones para poder coronarse, el experimentado futbolista, de 33 años, admite que el campeón será aquel que se logré imponer en la “lucha de emociones” en el encuentro de vuelta.

“Será un partido en el que las emociones jugarán a favor o en contra. Para nosotros, será la zozobra de anotar rápido y así cambiar el ánimo de ellos, pues todo atleta, al pensar que puede ser alcanzado, cae en nerviosismo”, dijo Porras.

Algunos detalles. A punto de obtener su licenciatura en Derecho, el futbolista tiene que viajar todos los días a Guápiles.

Eso sí, no lo hace solo, pues lo acompañan sus colegas Javier Loaiza, Esteban Maitland, Minor Álvarez y Juan Diego Madrigal en una especie de carpooling (viaje compartido en automóvil), pues le tienen mucho respeto a la Ruta 32.

De paso, el jugador explicó que no tiene ningún parentesco con su compañero Roberto Porras, pese a ser muy parecidos y llevar el mismo apellido, aunque juntos militaron hace nueve años en Osa.

“Hemos desmenuzado el árbol genealógico y no encontramos ningún parentesco. Los narradores utilizan las abreviaturas Ro-Ra para diferenciarnos”, añadió .