Pleito en las gradas del Estadio Nacional hizo correr a los aficionados

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Era el minuto 41. Dentro del rectángulo de juego el balón iba y venía sin mayor peligro. Un letargo en el partido, cero emociones.

De repente, justo en el sector izquierdo del Estadio Nacional, aficionados brumosos comenzaron a correr como si fueran a defender a alguno de los suyos.

El inicio de la batalla entre bandos había comenzado, pero sin duda se agravó cuando una estampida de aficionados cruzó desde el sector norte hasta el sur, con muchas facilidades.

Ya el juego había perdido interés y de repente las miradas se voltearon a las señoras mayores y niños literalmente lanzándose desde la gradería sur a la fosa que conecta con la gramilla.

Muchos de ellos reclamaron que los “vándalos” agredieron a niños y mujeres.

El territorio brumoso ya estaba tomado por la marea humana rojinegra, que como signo de victoria saltaba encima de los graderíos y butacas del sector sur.

La otra parte tomó el Estadio Nacional. La toma de la transmisión de la televisión en la que un aficionado se pasea a diestra y siniestra por las mesas de prensa dejó entrever la poca seguridad que hubo.

En gradería distinta. Hay muchas versiones sobre la chispa que comenzó el conflicto.

Una de ellas habla de que un aficionado brumoso golpeó a un seguidor de la Liga y esto causó la molestia de los seguidores rojinegros.

La otra, la oficial por parte de Giovanni Vílchez, coordinador de seguridad privada del Grupo Hevel, quien afirma que todo comenzó cuando cuatro aficionados rojinegros (camuflados con solo una gorra) intercambiaron palabras con los blanquiazules.

Tras retirarlos del sector sur y obligarlos a pasarse de gradería, llamaron a más “camaradas” para terminar de hacer la bronca aún más grande.

El cómo y por qué tal vez no quedarán aún muy claros, pero sin duda lo ocurrido ayer fue reprochable incluso por la propia afición manuda, que cantó “fuera, fuera” a su propia barra.