1. Si llegada la época navideña, regresa al país y quiere reunirse con antiguos compañeros, invítelos a comerse un tamal con café; no entrene con ellos, ni se tome selfies en el camerino, a sabiendas de que dos días después fichará con el archirrival.
2. Si no le pasa por la cabeza el vuelco que dará la historia, pero está advertido de que su representante lo anda negociando con uno y con otro al mismo tiempo, vaya a trotar por su cuenta. De fijo hay un polideportivo cerca de la casa.
3. Si no sabía que su representante lo andaba negociando con uno y con otro al mismo tiempo, cambie de representante.
4. Si no cambia de representante, porque cree que es el único del mundo, al menos entienda que un buen agente no solo le busca un gran salario, casa o carro, en un equipo propicio para crecer futbolísticamente; también cuida la tranquilidad social del futbolista y su familia. En español: le evita madrazos innecesarios. Él ganará la respectiva comisión, aún más si se hace al mejor postor, pero no le tocará aguantar las críticas en redes sociales, los silbidos y madrazos en el estadio, y los consecuentes sinsabores para los seres queridos. Hágaselo saber. Para la próxima.
5. Si ya entrenó con uno y firmó con otro, en conferencia de prensa no hable mal del “ex” (consejo altamente compatible para quienes cambian de trabajo o terminan una relación sentimental). Anotación al pie de página: si a estas alturas de la columna usted la relaciona con el fichaje del ex de Liga Deportiva Alajuelense, hoy delantero del Deportivo Saprissa, Johan Venegas, es mera coincidencia. Aclaro en todo caso que Venegas se expresó cauteloso y evadió la polémica casi casi a la perfección.
6. Si usted ficha con el archirrival de su “ex” equipo resulta innecesario hablar de su nueva afición como la mejor del país. Los fanáticos de su nuevo club no se convencen con palabras, sino con goles; en cambio, los de su equipo anterior, difícilmente le perdonen aquella frase.
7. Si el punto anterior es asunto de prudencia, besar el escudo de la nueva camiseta es cuestión de coeficiente intelectual. Aclaro de nuevo: Johan Venegas no lo hizo.
Una vez considerados los puntos anteriores, siéntase en libertad de elegir el equipo de su conveniencia, sea por salario, competiciones internacionales, resultados en los campeonatos recientes, posibilidades de ser campeón, oportunidad de jugar, mejores cánticos de la barra, menos competencia en un su puesto o por fe ciega a su representante.