Opinión: Danny Fonseca y Chiqui Brenes, háganme un favor…

La caída en picada este semestre alcanzó proporciones impensadas y empobreció aún más el pésimo rendimiento de Javier Delgado

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El presente de pesadilla que envuelve al Cartaginés facturó muy caro a un equipo que erosiona su credibilidad cada torneo y ahora hastió a su gente y la ahuyentó de las gradas.

La caída en picada este semestre alcanzó proporciones impensadas y empobreció aún más el pésimo rendimiento de su técnico Javier Delgado al frente del equipo, que pasó del 42% antes de iniciar la campaña a un sonrojante 16% ahora.

¿Quiénes son los culpables de esta debacle que tiene como víctima propicia a la noble afición, blanco de las burlas más groseras por el simple hecho de amar a un equipo que no se merece ese afecto porque desde hace casi 78 años está en deuda con su gente?

Una de las cosas que más sorprende en medio de esta crisis histórica y recurrente es la acalorada defensa que hace el presidente Luis Fernando Vargas del “proceso” a cargo de Delgado, al final de cada partido, en donde lo único que colecciona el equipo son derrotas.

¿Cuál proceso, don Luis? ¿Acaso puede llamarse así a la decisión del timonel de lanzar a la guerra a un portero como Rivas, sin ninguna experiencia ni preparación, para comerse goles calcados en todos los partidos, transmitiendo una sensación de inseguridad a la defensa?

En un club de verdad, cuando hay un arquero de proyección, lo envían a una filial para que se “coma” los 100 o 150 goles que lo separan de la madurez y luego, sí, lo traen de regreso.

Con excepción de Sadier Camacho, que no tiene 16 años, precisamente, no ha habido espacio para los jóvenes y quienes han visto acción no pasaron de las participaciones a cuentagotas, que poco ayudan a acumular millaje en Primera y a la cacareada renovación.

Me duele escribirlo, pero este remedo es mitad autoría de Jeaustin Campos y su propensión a juntar todo lo que descartaba Saprissa, y de la impericia de Delgado, quien venía de fracasar en Alajuelense y ha sido incapaz de armar una estructura que al menos puntúe.

En la cancha, Cartaginés es un equipo desangelizado, que juega a nada, incapaz de dar tres pases seguidos y en franca decadencia moral, al grado de que una suma de modestias como Carmelita le hace 6 en el Fello Meza y desata el escarnio nacional.

Los dirigentes subestimaron la inteligencia y la autoestima de la afición pues creyeron que la gente les iba a perdonar de por vida su impericia para armar un plan que desembocara en un onceno competitivo, renovado, con identidad y amante del buen juego.

¿Qué pasa en ese camerino, quiénes son los responsables, es el técnico, la dirigencia, los futbolistas, los atrasos salariales, el muñeco, la sinvergüenzada o qué demonios?

Y un favor a Danny y a Chiqui: ustedes son los referentes, tomen la iniciativa y cuenten la verdad de lo que ocurre. Igual no habrá campeonato, pero la gente se los agradecerá.