Opinión: Ahora sí Adrián Leandro, Cartaginés queda en sus manos

La dirigencia capitalizó la oportunidad dorada para redimirse de un semestre de pesadilla

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Nací y crecí en Cartago, en un céntrico barrio que por caprichosa coincidencia del destino estaba sembrado en medio de dos aserraderos, el Vargas y el Mata, a una cuadra del antiguo cuartel.

Nadie en ese lugar le temía a los temblores porque a diario, de 7:00 a.m. a 5:00 p.m., camiones madereros descargaban tucas que hacían cimbrar las casas con sismos artificiales de regular magnitud.

Como no había plaza cerca mejengueábamos en el patio de la tía Ana, el lote del tío Rodo, el solar de la abuelita María o la calle, en trepidantes encuentros que terminaban al anochecer. Jugábamos todos: los Araya, los Jiménez, los Sequeira, los Cáceres… Ninguno llegó a Primera y cada quien tomó caminos separados porque la vida es eso: conjugar el verbo ser.

Con un crack de antaño llamado Jaime Meza –hermano del maestro Fello- afincado en el vecindario desde los 50’, parecía no haber espacio para otra figura de linaje futbolero.

Todo cambió a mitad de semana cuando nos enteramos que Adrián Leandro fue confirmado como técnico del Cartaginés, en una de las pocas decisiones sensatas de la dirigencia azul.

Adrián es vecino y vivía en una casa en donde el barrio se quedaba sin calle principal y se abría a la derecha, para enrumbarse a San Blas, pero dejaba otra pequeña vía, casi un pasillo, para seguir hacia El Carmen.

Lo recuerdo con nostalgia, bajito, vestido de azul y blanco, con una bola bajo el brazo y de la mano de un familiar, rumbo a la escuelita de fútbol, como una postal premonitoria de lo que le esperaba.

Quemó etapas e hizo lo que nosotros no pudimos: jugar en Primera. Disputó un mundial juvenil e inclusive anotó. Le pasó lo que a muchos, no le dieron oportunidad, y se retiró rápido.

Se le plantó al destino y comenzó a formar talentos. En un equipo enemistado con los títulos él conquistó seis en liga menor y empezó a marcar diferencia por su método y su visión del fútbol integral.

La dirigencia del Cartaginés capitalizó la oportunidad dorada para redimirse de un semestre de pesadilla y lo confirmó al frente con luz verde para iniciar el relevo generacional.La dirigencia del Cartaginés capitalizó la oportunidad dorada para redimirse de un semestre de pesadilla y lo confirmó al frente con luz verde para iniciar el relevo generacional

A Adrián lo confinaron a llevarle las estadísticas a Claudio Ciccia, Enrique Meza, Jeaustin Campos y el propio Sheriff, cuando por talento y antecedentes los superaba a casi todos.

Está a la altura del desafío y ya dejó claro que dará cabida a los muchachos, como evidenció aquella noche del 11 de noviembre en el Morera, cuando pese al 0-3 parcial confió en su parte baja novel y firmó un 3-3. ¡Éxito, Adrián! Usted sabe qué debe hacer.