Ni la magia pudo romper con la paridad de Saprissa y Cartaginés

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Hay partidos destinados al empate, designados para no dejar a nadie ganar: 180 minutos y siete series de penales no alcanzaron para definir a un triunfador entre Saprissa y Cartaginés.

Fue hasta la octava serie que Félix Montoya la voló para dejar que a la S como el rival de Carmelita en la final de la Copa.

Ni la zurda mágica de Diego Estrada ni la de Paolo Cardozo pudieron con el destino de penal que tenía marcada la semifinal.

Partido cambiante, de mayor dominio morado, aburrido por buenos lapsos y de jugadas inspiradas en el complemento.

Inicial de un tedio tan pesado que solo fue roto por la anotación de Yeltsin Tejeda.

Segundo tiempo de muchas emociones con un Cardoso que ingresó de cambio para servirle el gol a Villalobos Chan y anotar un trayazo de tiro libre.

Estrada decretó la paridad previa a los penales con una jugada repleta de magia y talento.

Romper el tedio. Saprissa salió a buscar el resultado para clasificar, pero armado únicamente de efímeras individualidades.

Cartaginés salió a esperar, a buscar controlar el partido y desentendido del ataque.

Una pasividad que los morados aprovecharon poco, a la vez que casi todos sus ataques terminaban en remates forzados de Estrada, Escoe o David Ramírez...

Tuvo que aparecer Tejeda para despejar el tedio de los primeros 45 minutos. Al 40’ el volante tomó una pelota cedida por Manfred Russell, se acercó al área ante la pasividad de la defensa cartaginesa y empalmó un remate cruzado que fácilmente superó al portero Wardy Alfaro.

El show de los zurdos. Igual de aburrido comenzó el complemento, hasta que apareció un zurdo uruguayo que, gracias a la bola muerta, calentó las acciones.

En las primeras bolas que tocó el suramericano ya se notaba algo distinto en Cartaginés. Aparecía esa coordinación que tanto le había hecho falta al conjunto.

En el primero gol hubo complicidad morada. La defensa se quedó inmovil mientras veían a José Villalobos anotar con facilidad el centro de Cardozo, al 70’.

En el segundo gol no hubo nada que hacer. El rayo que tiró Cardozo desde la esquina del área, al 78’, era imposible y así lo comprobó Donny Grant con su vuelo.

Fue grande y corta la felicidad azul. Dos minutos después estaba Estrada desparramando contrarios en el área rival. Tocó, bailó, se devolvió y mató cruzado: golazo.

Volvió la paridad... Un empate casi irrompible pero que al final tenía que ceder un boleto para la final del Torneo de Copa.