Madrigal adornó regreso del toque al Saprissa

Con el volante y un juego de toque, la S logró remontarle a un aguerrido Uruguay

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Dos goles de Diego Madrigal adornaron la mejor presentación de Saprissa en lo que va del Verano , en una victoria que tuvo como valor añadido la remontada ante un Uruguay que hace rato le perdió el respeto a los llamados grandes.

Porque aún con la derrota, al conjunto de Carlos Watson hay que reconocerle la valentía de su propuesta, que nunca pensó en encerrarse atrás a pesar de conocer la obligación del rival de ganar en su cuestionado patio.

Por eso no extrañó que la primera llegada de los lecheros acabara con el gol de Johan Condega al 3’, un tanto que evidenció que la visita no llegó a Tibás a especular.

Fue un baldazo de agua fría para un equipo que durante las semanas previas insistió en la importancia de no permitir ese gol, en golpear mucho antes de ser golpeados.

La diferencia fue que el de ayer no era el mismo Saprissa que perdió con San Carlos o empató ante Belén, el de ayer fue la mejor versión en la era de Rónald González.

Con Diego Estrada como conductor y Deyver Vega y Madrigal de extremos, la S por fin encontró la fórmula para explotar el toque que se le conoce a su planilla.

El primer juego de Estrada como titular le alcanzó para demostrar su liderazgo en la media, mientras que Madrigal hizo lo que quiso por izquierda y Vega dejó más que claro que su hábitat natural está arriba en la parcela derecha.

Entre los tres llenaron de dinámica y vistosidad a un conjunto al que precisamente le había faltado eso, y si además se le suman los goles, era difícil que la feligresía morada no saliera con una sonrisa.

Un oportuno cabezazo de Madrigal al 43’ llevó a la S al descanso con la tranquilidad del empate y para los primeros minutos de la reanudación, un zurdazo del volante (49’) completó la faena en Tibás.

Deuda. Pero si el trabajo morado en el medio campo se merece el aplauso, también hay que decir que la defensa quedó debiendo.

La lesión de última hora de Gabriel Badilla le abrió las puertas del debut a Moisés Hernández, pero en calidad de central, una tarea que cumplió con un par de sustos.

Robinson, Barquero y Smith completaron una línea que se vio permisiva, un factor de demasiado riesgo ante un equipo que propuso durante todo el compromiso.

Incluso Condega estrelló en el palo el empate y Eric Scott se comió otra ocasión que parecía destinada a frenar el júbilo tibaseño.

Y ahí estuvo el otro pecado de los morados ayer: no alcanzar la tranquilidad de un tercer tanto.

Aún así, el saprissismo se fue satisfecho: la de ayer fue la mejor versión del Saprissa que hace tiempo les vienen prometiendo.