El técnico con un currículo atractivo para cualquier equipo anhela dirigir de nuevo cuanto antes

Conozca un poco más del hombre que desde niño mostró su carácter para perseguir un sueño, que siempre tiene retos y que no se derrumba cuando las cosas no salen

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Aquel chiquillo que andaba solo en autobús desde Concepción de Tres Ríos hasta Alajuela con tal de construir un sueño alrededor de un balón, hoy es el hombre que a sus 46 años aún se entrena con la disciplina de siempre.

Se retiró hace varios años, pero la actividad física aún es parte de la vida de Luis Antonio Marín.

No es por vanidad, sino como una forma de canalizar las emociones constantes que vive en el día a día, como director técnico, una profesión tan apasionante como ingrata.

Su despido el jueves pasado así lo refleja, justo un día después de que Saprissa alcanzó su estrella 36. Si bien es cierto, Herediano perdió la final contra los morados, la realidad también dice que él tomó el equipo en crisis, siendo penúltimo en la tabla y lo llevó a la pelea por el título.

“Llegamos a un equipo que estaba en el puesto 11 y con mucho trabajo lo pusimos en una final. Creo que la labor fue bastante buena, porque no es sencillo llegar a mitad de torneo, con un equipo que no estaba en buenas condiciones y levantarlo hasta disputar el título”, mencionó Marín a La Nación aún sorprendido el jueves pasado, cuando Herediano lo despidió.

El primogénito de Francisco Marín y Elizabeth Murillo tenía en su destino estar ligado al fútbol.

Aunque para muchos esta profesión es pasajera, en su caso se volvió un reto constante, de quemar etapas, con una escuela envidiable al formarse en el banquillo al lado de maestros como Jorge Luis Pinto y Óscar Ramírez; pero con la particularidad de estar siempre ligado al éxito.

Lo experimentó como jugador en sus clubes, como legionario, como seleccionado, como asistente técnico y como estratega.

Proviene de una familia muy unida, religiosa y con valores muy arraigados. El hermano mayor de Jorge, Elisa, Margoth, Alejandra, Vanessa, Marta, Francisco y Esteban muchas veces no podía acudir a actividades de la casa, porque tenía entrenamiento o partido.

Aún así, pasaba pendiente de todo lo que ocurría y su gente también lo apoyaba, porque era el respaldo que necesitaba para alcanzar sus sueños.

“Es una buena persona, un buen padre, un buen esposo, es espiritual, de acuerdo a los valores que nosotros hemos tenido siempre”, cuenta don Francisco, el papá del extécnico de Herediano.

“Después de que Luis triunfó en la Liga, en el extranjero y en la Selección, yo nunca le pregunté qué otra aspiración tenía, ni sabía que él había sacado la licencia A y que podría dirigir. Yo sinceramente no sabía esa fase, yo la desconocía”, contó.

Cuando se percató, don Francisco tenía la corazonada de que a su hijo le iría bien en el banquillo y él mismo fue una de las personas que lo impulsó a tirarse al agua, al decirle que ya era hora de que dejara de ser asistente y que tomara la responsabilidad mayor y que si le iba bien o mal, era algo que sabrían con el tiempo.

“En San Carlos fue algo como prematuro y son las circunstancias de la vida. Llegó y le fue bien, porque de una vez hizo campeón al equipo. Lo logrado fue muy bueno, luego estaba en Santos y se sentía muy contento. A mí me sorprendió un poquillo cuando se dio lo de Heredia, la alegría era porque le quedaba más cerquita y estaba más con la familia”, relató don Francisco.

Las charlas entre padre e hijo no giran alrededor del fútbol. Nunca ha sido así.

“Cantamos y conversamos de otras cosas. Si él quiere contarme algo perfecto, pero yo le respeto mucho eso”.

Ayuda profesional. Don Francisco hizo su lucha, pero en ese proceso que afrontó Marín para dejar de ser asistente y de tomar la decisión de lanzarse como director técnico, contó con la ayuda profesional de Sharon Salas.

“Yo no solo soy coach, soy publicista y soy consejera integral, ese es mi trabajo más grande ahora y mi trabajo con él ha sido integral, desde el lanzamiento de su imagen como entrenador, su currículo y desde la consejería trabajo tanto la parte psicológica, como la integral. Caminar con él es un apoyo de todo un poquito”, mencionó Salas a La Nación.

Con la autorización expresa de él para poder elaborar este perfil, ella pudo contar algunas cosas que permiten ver al Marín “desconocido”.

“Es muy sencillo y tan humilde que a veces la gente se asombra cuando lo conocen y les habla, porque no es repugnante. No es una figura del fútbol creída. Él se adapta a cualquier ambiente, si se tiene que sentar en cualquier lugar lo hace, se abre, escucha, desde un nivel sencillo. Eso ha sido parte de su estrella. Va ligado a la formación de sus papás, de una familia muy unida y junto a eso, muchos valores”.

Aunque refleja una personalidad tranquila, Salas cuenta que él tiene un impulso interno contrario a eso: “Agresivo, fuerte en la parte de su trabajo, es muy profesional, no pierde un solo minuto. Si tiene que estar de madrugada analizando videos lo hace con una disciplina que impacta”.

Y agregó: “No es un entrenador que quiera ponerse en un nivel muy alto en el camerino, sabe ejercer su liderazgo, pero al mismo tiempo es amigo. Hemos hecho procesos en esa parte, combinando la psicología deportiva, de conocer a los diferentes equipos en los que ha estado”.

A partir de eso, Marín implementa dinámicas de escuchar a sus jugadores para conocer cómo ha sido su vida, por qué ha pasado, qué situaciones ha enfrentado, cómo llegó a jugar fútbol.

“Hace ese esfuerzo por conocer al jugador más allá del terreno de juego, en su interior, en su corazón para poder entenderlo cuando hace las cosas. Busca que no haya rivalidades. La primera vez que se lanza como director técnico fue campeón. Él no quiere ser campeón por él, sino para hacer felices a los muchachos. Siempre está pensando en los demás, en el equipo”.

También reveló parte de los objetivos de Marín a futuro.

“Más allá de las metas que tiene, son sueños importantes, quiere crecer como entrenador, que su carrera no se limite sólo a Costa Rica. Es parte de los objetivos que tiene para su futuro, pero siempre está mirando por el bien del otro”.

El reto es constante, porque se presentan situaciones como en todos los equipos que tiene que ir enfrentando como director técnico.

“En Santos coge al equipo prácticamente peleando una liguilla y le toca hacer un trabajo impactante. Fue muy fuerte el trabajo que tuvo que hacer ahí, lo dejó en segundo lugar, luego de estructurar la mentalidad. En Santos trabajó la mentalidad. Y cuando llegó la oportunidad de Herediano lo pensó muchísimo, ahí le dolió dejar al Santos, pero estaba satisfecho y sabía que iba a seguir”.

Al tomar esa decisión, el camerino de los guapileños le hizo ver que no lo defraudarían.

“Los jugadores se comprometieron con él a seguir trabajando fuerte para ser mejores y a no caer en el lugar en el que los encontró. Ese es un compromiso que los muchachos en agradecimiento le hicieron y al mismo tiempo toma a Heredia, era otro reto porque el equipo estaba muy abajo en la tabla y encontramos otra serie de situaciones”.

En Herediano se topó con una realidad diferente.

“Es difícil trabajar con jóvenes que tienen otra mentalidad desde la parte psicológica. A la gente de hoy le gustan las cosas más fáciles, ya no es lo mismo. Antes el jugador era diferente en su estructura y él tiene que adaptarse a eso, porque tiene la enseñanza de su escuela, de ser aguerrido, de luchar por todo a morir y ahora ha tenido un proceso de adaptación”.

Marín procura crecer y se esfuerza para que sus futbolistas también lo hagan. Van de la mano.

“Los muchachos responden bien hacia su dinámica, que es mucho de estudio del juego, de análisis profundo. Es un entrenador que tiene que tocar todos los aspectos y en eso sí es muy exigente con ellos y vamos trabajando aspectos del coach y psicología deportiva para enseñarles en ese tema. No descansa, siempre está trabajando, trabajando y trabajando”, relató Salas.

Para la coach, el trabajo constante con Marín refleja muchas cosas ligadas a su forma de ser y a lo que él quiere.

¿Y qué pasa cuando él se enoja? “Parece muy pasivo, pero es un león por dentro. Eso que ya él venía desde su carrera futbolística controlándose. Él aprendió a que eso lo reta y el enojo lo canaliza en que tiene que hacerlo mejor. De esa manera es como jugador lo planteaba y como entrenador sí lo han expulsado y hemos trabajado mucho en que controle las expresiones y todo eso, porque sí se enoja. La ira la canaliza en que tiene que hacerlo mejor, hasta que lo logra. Siempre quiere perfección, es excelente y hay que canalizarlo, porque todo tiene un límite”, respondió.

Testigo en primera línea. Un jugador que era titular en San Carlos con Luis Marín prefirió mantener su nombre en reserva, pero no dudó en describir al técnico que estuvo al frente del club en aquella gesta, cuando los norteños se convirtieron en campeones nacionales.

“Luis es un técnico sumamente detallista, amante de la perfección, es una versión de Jorge Luis Pinto, creo yo que mejorada. En el camerino siempre está pendiente de los detalles, anda caminando de un lado a otro, siempre algún aporte de parte de un jugador o durante el partido siempre es importante para él”, apuntó.

También dijo que durante el partido es muy intenso, pasa gritando todo el juego, casi nunca se sienta y si acaso toma agua de vez en cuando.

“Como fue como jugador es como entrenador, pero ya fuera de eso es una persona sumamente tranquila. Es algo que me llamó la atención. Cuando se acaba el partido es otro. Vuelve a ser una persona tranquila, muy pasiva. Son dos polos muy opuestos. Cuando inicia esto, intenso, trabajador, amante de las correcciones, del video, de que todo salga perfecto. Excelente persona y de los mejores entrenadores que he tenido”, citó el futbolista.

Y agregó: “Él es muy devoto, cree mucho en Dios y en la virgen. Si se pone a ver, en el partido él siempre se pasa agarrando el rosario. Es muy creyente, siempre habla de Dios y tiene un discurso que lo manda y casi siempre pasa. Dice que todos los jugadores son importantes y al final es cierto. El que menos piensa que va a jugar, juega y tal vez le da el título o el gol del campeonato o el pase a la final”.

Marín sacó a Herediano de los últimos puestos y lo llevó a la final, pero no fue suficiente. Hoy está desempleado.

El técnico con un currículo atractivo para cualquier equipo vuelve a estar disponible en el mercado.

Y él anhela dirigir de nuevo cuanto antes.