El joven delantero de Liga Deportiva Alajuelense, Kenneth Dixon, vive la exigencia de estar en un equipo grande y confiesa, que en el proceso de adaptación, lo más difícil es aprender a cocinar.
El delantero vive cerca del estadio Alejandro Morera Soto y alquila un apartamento con su compañero Rónald Matarrita.
El estilo de vida actual es muy diferente al de su natal Cariari, cantón de Pococí.
Antes, después de un entrenamiento, llegaba a su casa y salía a compartir con sus amigos, mientras seis de sus ocho hermanos estaban trabajando. Su mamá, jefa del hogar, se gana el sustento en una soda y es la que le dio algunos detalles a su hijo para ‘defenderse’ en la cocina.
“Reconozco que los más difícil es cocinar, más no imposible. Mi mamá me enseñó a defenderme en ese aspecto, pero ha sido lo más difícil de todo. Reconozco que paso con lo básico”, dijo Dixon entre risas.
El atacante dejó atrás un desgarro en la cara posterior del muslo derecho que lo mantuvo con trabajos diferenciados las últimas dos semanas.
Según el jugador, ya recibió el alta médica, pero la recomendación del técnico colombiano Hernán Torres es que debe llevar las cosas con calma.
“Ya me dieron de alta, me mantengo en los trabajos diferenciados para fortalecer la zona y evitar recaer.
“Quiero incorporarme al grupo para demostrar lo que puedo darle al equipo y demostrarle al técnico que puedo pelear por un campo en la titular. Trabajo en fortalecer la zona y carreras continuas para acostumbrar el muslo”, explicó Dixon.
El plantel manudo tiene satisfecho al cuerpo técnico colombiano, los jóvenes podrán disputar codo a codo un espacio en la titular. Un ejemplo claro es el lateral izquierdo Juan Pablo Vargas, quien tiene el voto de confianza.
“Estoy muy satisfecho, el cuerpo técnico ha sido claro e incluyente, vamos a luchar por cupo y la oportunidad la dictará el rendimiento. Ojalá la incorporación de lleno a los trabajos sea pronto”, dijo Dixon.