Limón triunfó con cierta dosis de piedad

Los caribeños le quitaron el segundo lugar del grupo A al Cartaginés

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Limón. El cuadro limonense despachó ayer con facilidad 3-1 a Puntarenas, en el estadio Juan Gobán, un triunfo que lo deja en el segundo lugar del grupo A del Verano.

La consigna de los caribeños fue clara: desbancar al Cartaginés de la segunda casilla para cerrar como local la serie de cuartos de final ante el Herediano.

Bajo un intenso calor, en la grama sintética del Juan Gobán prácticamente solo hubo un equipo, al menos que quisiera jugar.

El ímpetu de los locales no tardó en traducirse en jugadas de peligro sobre la meta puntarenense.

Y es que el único culpable de que la goleada no fuera escandalosa a favor de Limón fue el arquero de la visita, Bryan Zamora.

El cancerbero porteño silenció el grito de gol en al menos cuatro ocasiones en las que la ofensiva local se acercó con gran peligro.

No obstante, fueron pocos minutos los que duraría la resistencia naranja. Al 7’ ,William Sunsing culminó una gran jugada colectiva limonense y decretó el 1-0.

A partir de ese momento, la caras de los jugadores chuchequeros dibujaron angustia, desesperación y desconcierto.

Si los del Puerto llegaron a inquietar el arco que defendió Dexter Lewis fue por el mismo relajamiento de Limón. De eso se aprovechó el pequeño volante de la visita, Diego Brenes, quien intentó generar peligro; pero sin socios, fue imposible traspasar la recia defensa local.

La misma historia. En la etapa complementaria el panorama no varió. Incluso, Limón se dio el lujo de desperdiciar un penal en los botines de Kareem McLean, quien al 47’ abrió mucho su remate para enviarlo por fuera, y así, una vez más, perdonar a su desahuciado rival de turno.

Ya con Delberth Cameron en el terreno de juego, la Tromba se vio con más control hasta el punto que el volante caribeño se salió del libreto y fabricó jugadas bien hilvanadas desde el mediocampo. Allí contó con el apoyo de Kareem McLean. Precisamente, Cameron puso el 2-0 al minuto 70 de juego.

Con el partido en el bolsillo, Limón bajó el ritmo y regaló la iniciativa para ver qué tenía su rival. Pero ahí nos dimos cuenta de lo limitado de este conjunto porteño, tal y como el propio técnico Juan Luis Hernández expresó una semana atrás, y que repitió al finalizar el cotejo ayer en el Juan Gobán.

La sentencia definitiva la puso el habilidoso volante limonense Alexander Espinoza por la vía de penal, engañando al meta Zamora.

Ya casi en el epílogo, más por inercia que por méritos, Puntarenas descontó al minuto 85. El defensa Pedro Leal terminó con éxito una descolgada.