Liga le sigue abonando a la ilusión de clasificarse

Goles de Alejandro Alpízar y Kevin Sancho resolvieron un difícil juego para los erizos

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Alajuela. De a poco, la Liga sigue alimentado una ilusión que hasta hace un par de semanas había perdido total fundamento.

Antes, cada partido del conjunto rojinegro era cavar más profundo. Hoy, es quitarse un pesado puño de tierra de encima.

Los manudos vencieron ayer a Puntarenas FC por marcador de 2-0 y escalaron hasta la sétima posición, abonando tres puntos más en su difícil misión por alcanzar la clasificación a semifinales.

Con la nueva victoria, su tercera en fila, la cuota de unidades en la tabla de posiciones dejó de ser sonrojante y pasó a ser esperanzadora. Ya está en 21 puntos.

El cuarto puesto, Santos de Guápiles, dueño de momento del último boleto a la siguiente fase, tiene 25, con un partido menos.

Sin embargo, hay que ser claro. La Liga no jugó del todo bien. No se acercó a lo mostrado ante Herediano. Ni en funcionamiento, ni en oportunidades de anotar.

Pero ganó y eso es mucho más de lo que hizo durante toda la primera mitad del campeonato.

A los rojinegros, el Puerto les apagó tempraneramente la intensidad, con un bloque muy bien parado y principalmente ordenado, el cual nunca se rompió.

La Liga tuvo la mayor posesión de la pelota, pero casi siempre lo hizo en su mitad de campo, ya que no encontraba la vía para quebrar esa sólida muralla visitante.

Ventaja. De hecho, el primer gol cayó en un chispazo cargado de malicia del experimentado Alejandro Alpízar y un descuido repleto de inocencia de la zaga chuchequera.

Al 19', al equipo visitante se le olvidó el viejo “en saque de banda no hay off-side” y en un cobro largo del defensor Cristopher Meneses, salió Alpízar desde el fondo.

El delantero recogió la pelota, se volteó y sacó un remate fuerte y rasante, imposible para el guardameta Luis Diego Sequeira.

El tanto fue vital para darle calma a los erizos, porque ganar por uno paga igual que ganar por diez. Aunque a veces el público no lo entienda, el técnico Óscar Machillo Ramírez lo sabe bien.

No obstante, lo que no se quita es la sensación de jugar al límite. De estar a solo una equivocación de volver al sufrimiento.

Así anduvo la Liga prácticamente el resto del encuentro.

Incluso, de no ser por un par de tapadas del arquero Patrick Pemberton, en gran nivel desde hace rato, los porteños se habrían manifestado en el marcador.

Sin embargo, la tranquilidad sí le llegaría a los locales, quizás mucho más tarde de lo que deseaban, pero apareció al fin de cuentas.

Sucedió en un disparo cruzado de Kevin Sancho al 82’, gestado en parte por el vertiginoso ritmo de Allen Guevara en un contragolpe.

Los manudos siguen en la pelea. No hay duda de ello.

Simplemente habrá que ver si el despertar fue muy tarde.