Por tercera ocasión consecutiva Alajuelense se dejó el trofeo de campeón en el Súper Clásico, un invicto que ayer, más que nunca, los erizos necesitaban mantener.
Nadie oculta que es un torneo de exhibición y que su trascendencia está muy por detrás de los objetivos de la temporada, pero tampoco se puede obviar que ganarlo alienta y perderlo duele.
Eso y levantarle la voz al campeón nacional bien le valió la presentación a los manudos, deseosos de cuestionar la autoridad de un monarca que aún no expone su corona pero que pronto lo hará.
También se trataba de sacudirse el peso de un semestre anterior que le dejó un balance demasiado modesto a la Liga en sus duelos ante los morados: dos empates y dos derrotas, incluida la serie final que le entregó a los tibaseños su añorada estrella 30.
“Es un mensaje claro para nosotros, para lo que queremos y para darnos confianza para lo que viene. Nosotros jugamos lo más serio posible, aquí no hubo exhibición de nada”, respondió con firmeza Porfirio López, el líder de la ayer inquebrantable zaga eriza.
Alajuelense también recargó baterías en momentos donde se avecina el duelo más importante de su temporada, el esperado estreno en la Concachampions ante el siempre difícil Cruz Azul mexicano, un pulso que podría decidir demasiado en el camino rojinegro por el torneo regional.
“Gracias a Dios ganamos. Ahora a seguir trabajando sobre esto porque ya se nos viene un escalón más hacia nuestro objetivo que es Cruz Azul”, aseveró a su vez el ariete Johan Venegas.
La Liga, que desde que se instauró el Súper Clásico en 2012 no sabe lo que es perderlo, se prepara ahora para el duelo del miércoles ante la Universidad de Costa Rica, valedero por el Torneo de Copa y que arrancará a las 8 p. m. en el Alejandro Morera Soto.
Para esta temporada los erizos no escatimarán esfuerzos en un torneo donde también es Saprissa el campeón defensor, otro reto que se reviste con esa rivalidad con su más acérrimo rival.