Las lágrimas invadieron el camerino del Saprissa tras eliminación ante la Liga

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Pitazo final de Randall Poveda.

La eliminación de Saprissa está consumada. La victoria por 1-0 ante la Liga no alcanzó.

La frustración colma el rostro de los jugadores morados, algunos bajan la cabeza, otros se muestran incrédulos ante el golpe que acaban de recibir.

El camino al camerino se hace largo. Muy cerca, casi a la par, el bando manudo celebra el pase a la final nacional hasta con selfies sobre el césped.

La escena en el vestuario es cruda y muy triste.

Líderes del plantel como el panameño Adolfo Machado explotan en llanto y lamento.

Al canalero lo consuela uno de sus amigos en el grupo, el volante Gualberto Montenegro.

Otros, como David Guzmán, Sergio Córdoba, Andrés Imperiale y Jonathan Moya también lucen muy dolidos y con ganas de soltar las lágrimas.

“El momento fue durísimo pero a la vez el grupo estaba tranquilo de que lo entregó todo”, comentó Machado.

En el centro del lugar está el técnico Jeaustin Campos, quien admite que aún tiene la cabeza muy caliente tras quedarse fuera y por eso evita profundizar en las razones de la debacle.

Campos es breve en sus palabras, su discurso tarda cerca de 10 minutos. El timonel le hace ver a sus jugadores los errores que se cometieron en la serie del clásico y, en general, en todo el torneo de Verano.

Jeaustin prefiere no comentarle al grupo sobre su futuro, aunque la posibilidad de que regrese a la gerencia sea alta. Lo que sí manifiesta es que se siente orgulloso de toda la planilla.

Los capitanes dan su versión de lo sucedido pero todos se apoyan. Nadie se reprocha nada.

Acto seguido, el equipo forma un círculo para realizar la tradicional oración.

El plantel sale golpeado del salón pero con la tarea ya pendiente de cobrar revancha.