Hace 14 años las canchas sintéticas empezaron a ser protagonistas en el fútbol de la Primera División y aunque por momentos parecía que el césped natural volvería a reinar, en el Torneo de Apertura 2018 la realidad dicta otra cosa.
Hoy el zacate artificial sigue reinando, pues de 12 estadios, ocho (66%) tienen estas características: Rafael Bolaños de Carmelita, Ebal Rodríguez de Santos, Juan Gobán de Limón FC, Colleya Fonseca de Guadalupe, Carlos Ugalde de San Carlos, el Cuty Monge donde juega la UCR, el Rosabal Cordero del Herediano y el Municipal de Pérez Zeledón.
Los sancarleños llegaron a engrosar esa lista para este certamen, al conseguir el ascenso, mientras que al irse Liberia a segunda división, también se fue una grama natural, la del Edgardo Baltodano Briceño.
Por eso hoy hay apenas tres estadios con canchas 100% naturales: Fello Meza de Cartaginés, Ricardo Saprissa y el Allen Riggioni de Grecia. Finalmente, Alajuelense tiene cancha híbrida (90% natural y 10% sintético).
Precisamente, los morados fueron quienes empezaron la tendencia de las gramas sintéticas en Costa Rica, cuando cambiaron la de la Cueva en 2004.
Seis años después, ya seis clubes de la máxima categoría (incluido Alajuelense) tomaron la misma decisión, según un recuento hecho por La Nación en 2010.
Después, tanto la S (en 2015) como Alajuelense (2017) volvieron a lo tradicional, sin embargo, cambios de otros equipos hacen que las sintéticas sean mayoría.
El miembro más joven en esta tendencia que empezó la administración de Jorge Vergara es el Municipal de Pérez Zeledón.
El nuevo césped artificial del conjunto generaleño se empezará a colocar esta semana y quedará listo en los próximos 90 días hábiles, según indicó la empresa encargada, Stadium Source.
Por su parte, Santos de Guápiles está cambiando toda su gramilla, que es sintética desde el 2009. En este momento el avance de la obra es de un 75% y estará lista el 17 de setiembre.
Estos dos equipos tendrán en su estadio la misma tecnología, basada en el sistema Shock Pad, el cual permite una mejor absorción del impacto, función que en sintéticas tradicionales hace el famoso caucho.
"El Shock Pad trata de asemejar una cancha natural en sus mejores condiciones", comentó Carlos Arguedas, gerente comercial de Stadium Source.
Ese sistema también lo tienen el Rosabal y el Cuty Monge, mientras que el Colleya Fonseca cuenta con la gramilla sintética tradicional, que tiene cuatro centímetros de caucho contra solo 1,8 del Shock Pad.
Las críticas de algunos protagonistas son las que nunca han terminado. Por ejemplo, el año anterior el argentino Mariano Torres, del Saprissa, dijo que "más allá de las lesiones, al fútbol en sí, al juego no le hacen bien".
Según Rónald Castillo, de Agrícola Roca, empresa que colocó las gramillas del Ricardo Saprissa, Estadio Nacional y Fello Meza, las condiciones de las naturales siempre estarán por encima.
"El rodamiento del balón es diferente, la frescura y la sensación. Con una sintética jugar a mediodía es casi imposible, porque la sintética no genera oxígeno y la temperatura maltrata mucho", comentó.
En cuanto al uso que se le puede dar a estos dos tipos de césped, para algunos clubes gana la sintética, porque aguanta más.
Esa fue una de las razones por las que Pérez Zeledón decidió hacer el cambio, pues en el estadio también deben entrenar y al ser municipal muchas veces puede utilizarse para otra actividad.
Pero sus razones no acaban ahí, según el presidente Juan Luis Artavia, la situación climática también influyó.
“El invierno aquí es muy fuerte con las lluvias y la cancha natural no aguanta lo suficiente (...), además aquí somos un equipo no tradicional, no hay suficiente dinero para tener otras canchas para entrenar y también la parte económica, porque las canchas sintéticas son menos costosas para mantenerlas y eventualmente se puede alquilar”, señaló.