Las cambios ya se ven en Saprissa, pero siguen las fallas

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

La movilidad en ataque, un bloque más compacto y la intensidad en las dos caras del juego, para atacar y defender. De a poco, se va haciendo evidente la mano de Jeaustin Campos en este Saprissa.

Aún no logra, eso sí, resolver los lastres que el equipo arrastra desde la era de Rónald González.

La delantera de la S sigue pecando por inefectiva y esa falta de contundencia coloca la S en la incómoda situación de depender de una defensa porosa, que sigue cometiendo errores críticos.

Movimiento más intenso. El primer cambio visible de Campos es la formación, pasó de 4-3-3 a 5-3-2, a la vez que pide al equipo jugar más conjuntado y mantener en todo momento un bloque compacto.

Lo ha repetido varias veces el entrenador, no quiere corridas largas ni salvadoras, prefiere trazos cortos pero intensos; que sorprendan al rival en poco espacio y abran rutas hacia el marco contrario.

“Trazos más cortos pero intensos, que el equipo esté corto y eso nos facilita a todos la labor, si el equipo está corto, en un buen bloque, estamos juntos, buena presión... A la hora de tener la pelota tenemos tres o cuatro opciones de compañeros cerca, a 10 0 15 metros”, dijo ayer Diego Estrada.

Las opciones son vitales, por eso la movilidad en ataque. González jugaba con un delantero fijo y dos hombres corriendo por los costados. Campos lo hace con dos delanteros que se van turnando para abrirse uno y llegar al área el otro. Ambos con la obligación de rotarse de izquierda a derecha.

La intención también es robarle la espalda a la defensa rival. Ha funcionado bien con David Ramírez –para Campos el mejor delantero del país robando espaldas–, no tanto así con Daniel Colindres, a quien la zaga belemita lo pescó hasta cinco veces en posición prohibida.

El resguardo. Todos esos movimientos ofensivos exigen un compromiso adicional para defensar.

Campos ha jugado con un solo contención, David Guzmán, lo que significa que sus compañeros en la medular tienen que comprometerse más a la hora de marcar.

“Me está pidiendo un poco más de intensidad a la hora de no tener la pelota, cuando no tenemos la pelota él quiere que el ‘10’ no sea el tradicional ‘10’ que solo con pelota aporta”, agregó Estrada.

Claro que se corre sus riesgos y los rivales ya lo han sabido explotar. El gol de Bryan López, con Belén, fue muy parecido al de Jonathan McDonald para Alajuelense en el clásico: en ambos casos se tomó a la defensa mal parada en salida.