La Volpe y el malinchismo costarricense

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Encara, cuestiona, no responde lo que se le pregunta y “esconde” a sus jugadores de la prensa costarricense, pero cuando le enseñan el cubo del micrófono de una cadena internacional, Ricardo La Volpe se vuelve una mansa paloma y se desboca.

Bien por el estratega argentina, que de seguro ve su paso por el banquillo de la Tricolor como un trampolín hacia equipos o selecciones de mayor fuste mediático.

Pero muy mal para Costa Rica, pues una vez más se evidencia que preferimos lo extranjero (algo que, per se, no es malo), pero vilipendiamos lo nuestro. Es esa situación en que lo criollo nos da verguenza ante lo que los sociólogos llaman “lo otro”, que es considerado superior, moderno, bueno, o, en palabras de ahora, “está in”.

La cantautora mexicana Amparo Ochoa, ya fallecida, lo describió muy bien en su canción La Maldición de Malinche y que para ejemplificar, copio solo un párrafo: “Se nos quedó el maleficio de brindar al extranjero nuestra fe, nuestra cultura, nuestro pan, nuestro dinero. Hoy les seguimos cambiando oro por cuentas de vidrios y damos nuestra riquezas por sus espejos con brillo”.

El problema es nuestro. Insisto, La Volpe tiene todo el derecho de comportarse como considere pertinente. Para eso tiene un buen nombre en el mundo del futbol, el cual se ganó con inteligencia, capacidad y conocimientos.

El asunto es que nosotros permitamos esos desplantes. Y es aquí donde uno no entienda qué hace al respecto el Comité Ejecutivo de la Fedefutbol y la Comisión de Selecciones Nacionales, que son, sin dudas, sus patronos.

¿Cómo es posible que el técnico de la Selección Nacional no dé declaraciones a la prensa costarricense pero sí a la extranjera?

Claro, La Volpe busca proyectarse en un mercado más amplio, pues su objetivo es dirigir una selección de mayor nivel y si se “desgasta” hablando con la prensa tica, a lo sumo a unos 500.000 lectores, televidentes y oyentes les llegará su mensaje.

En cambio, si concede una entrevista de media hora con Fox Sports o ESPN, será visto por millones en México, Estados Unidos, Argentina, países que, se evidencia, son el motivo de su desvelo.

Entonces, el asunto aquí es ¿quién paga el salario de La Volpe? ¿dirige a Costa Rica u otra selección? ¿sus patronos, la Fedefutbol y la Comisión de Selecciones le han marcado la cancha?

La prensa tica nunca sabe cuándo le dará declaraciones, solo avisa el día antes de que, con gran desgano, le hablará a los criollos. Pero si un periodista de esas cadenas internacionales lo llama al teléfono (cuyo número es el secreto mejor guardado en Costa Rica), interrumpe cualquier tarea y se deshace en atenciones. ¡Que viva el malinchismo!