La urgencia naranja por fin llenó el estadio Lito Pérez

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Puntarenas. El llamado de emergencia del Puntarenas FC surtió efecto en la feligresía porteña, que por primera vez en toda la temporada colmó hasta el llenazo las gradas del estadio Lito Pérez.

Antes de las 4 p. m. las taquillas del reducto arenero se cerraron con el anuncio de agotado, un signo esperanzador para un equipo que se jugaba todo en la última jornada del Torneo Verano 2014.

Era la respuesta de la afición al grito de auxilio que los chuchequeros realizaron desde el domingo, cuando la derrota ante Uruguay de Coronado los dejó con pie y medio en la Liga de Ascenso y pendientes de una victoria algo más que ajustada ante Limón, el otro candidato a descender.

Calles abarrotadas de naranja o una mascarada ataviada con los colores areneros calentaron la previa del duelo que más decidía en la última fecha del calendario, porque el acomodo de la cima jamás alcanza la agonía de aquellos que se juegan el mañana.

Aunque los locales fueron los que obraron el llenazo, la Tromba del Caribe contó con una pequeña esquina verdiblanca, la única voz de aliento que llegó hasta Puntarenas desde el otro puerto.

Un conmovedor mensaje por parte del departamento de prensa porteño azuzó los últimos minutos previos al arranque del compromiso y le recordó a los jugadores y afición lo que se venía, mientras que la inagotable comparsa chuchequera alegró el ambiente hasta que el pitazo del árbitro Walter Quesada empezó con otra tonada.

Se venían 90 minutos a muerte, los últimos en Primera División para alguno de los dos puertos que hasta anoche caminaban por la máxima categoría.

El emotivo aplauso al narrador Manuel Antonio Pilo Obando, quien falleció ayer y que todo el Lito Pérez recordó, fue lo único que distrajo a los actores de lo que estaba por venir, porque después de ese breve homenaje todo lo que se vino fue una guerra.