La UCR tenía en sus manos el partido, ¡y se desplomó!

La Universidad iba ganando 1-0 y tuvo para hacer el segundo, pero no pudo amarrar

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La Universidad tenía el partido en las manos, pero se asustó con la victoria parcial, se vino en tobogán y permitió que Barrio México terminara dándole vuelta al guion.

Lo ocurrido en los primeros 55 minutos nada tiene que ver con el desenlace de este juego, que completa la sexta fecha del Invierno.

El cuadro celeste exhibió un ataque vigoroso y tuvo paciencia para fabricar su anotación a inicios del segundo tiempo. Pudo conseguir otra un par de minutos después, mas Diego Quesada falló un remate que debió terminar en gol.

Ahí empezó a desmoronarse el equipo de casa. Por defectos propios, pero también por la actitud del Barrio, que no se echó a morir por el gol en contra y siempre mantuvo al menos un vigía espiando cerca de la valla celeste.

Los mexicanistas enseñaron cómo debe encajarse un gol: sin desesperaciones, sin pensar que llegó el fin del mundo. Con madurez, el equipo de Marvin Solano aguantó el bombazo, superó otro par de sustos que casi terminan en la cabaña y se lanzó a la aventura de recomponer el partido como visitante.

Cambio. Mientras la U se desfiguraba, el Barrio crecía. Jorge Barbosa se convirtió en un desafío por la banda izquierda que los zagueros celestes no lograron resolver.

En 40 minutos los universitarios recibieron tres goles, sufrieron una expulsión y cometieron un penal. Un combo desastroso que explica por qué ocupan el último lugar de la tabla general del torneo.

Ni cuando cayó el 1-1, ni luego con el 1-2, los universitarios tuvieron recursos para evitar la degradación. Cuando llegó el tercer gol, la causa celeste estaba perdida. Y si el partido dura diez minutos más, seguramente salen goleados.

El Barrio creció por la fogosidad de Roberto Segura desde la parcela izquierda o la picardía de Barbosa. También contribuyó el ingreso de William Phillips y Sergei James, dos tractores potentes para abrir campo sobre un césped en difíciles condiciones por la lluvia.

El triunfo es merecido, aunque haya sido ante un rival asustadizo, frágil anímicamente, que terminó deambulando por la fangosa cancha del estadio Ecológico.