La niña que jugaba descalza al fútbol en los cafetales de Naranjo está a punto de ganar un nuevo título en Colombia

Con 23 años la espigada guardameta costarricense se encuentra a las puertas de sumar su segunda corona en territorio cafetero, luego de conquistar la Copa Libertadores en 2018 y jugar en Europa

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Mientras cogía café en las fincas de su natal San Antonio de Naranjo, de Alajuela, para comprar un teléfono celular, con el cual comunicarse con su familia desde Colombia, Daniela Solera Vega se entusiasmaba por la oportunidad de cumplir su sueño de jugar en el fútbol internacional.

A finales del 2016, la joven guardameta recibió la noticia de que todo estaba listo para ‘fichar’ para el Atlético Huila, sin imaginarse que estaba a punto de hacer historia y dos años después ganar el título femenino del fútbol de ese país y la prestigiosa Copa Libertadores de América.

Siendo la única jugadora de fútbol costarricense e incluso en la rama masculina que ha logrado conquistar el máximo torneo suramericano de clubes.

Daniela está a las puertas de repetir la hazaña, pero esta vez defendiendo los colores del Independiente de Santa Fe, luego de ganar este jueves el partido de ida 2-1 de la gran final femenina, frente al América de Cali, en condición de visitante.

El juego de vuelta será este domingo a las 4 p. m., hora tica y un empate les bastará para proclamarse campeonas en casa. Además su equipo ya está clasificado a la Libertadores 2021.

La arquera de 1.83 metros de estatura inició en el fútbol jugando descalza entre las calles de los cafetales en Naranjo, junto a sus primos y amigos, hasta llegar a UCEM Alajuela, donde dio sus primeros pasos en el fútbol federado costarricense.

“Jugaba al fútbol descalza en los callejones de los cafetales, con mis hermanos, mis primos y mis vecinos. Eso no era impedimento para disfrutarlo. Más grande, en vacaciones, cogía café para tener dinero, comprar mis cosas para la escuela y el colegio y para ir a entrenar con el equipo de Ucem Alajuela. Cogía unas 10 cajuelas”, recordó Solera.

A sus 23 años parecen anécdotas muy lejanas, pero apenas fue hace cuatro años cuando dejó los cafetales y tomó el avión para forjarse una carrera como futbolista profesional. Aprovechó la oportunidad y aunque llegó como la tercera guardameta, poco a poco se ganó la titularidad y el reconocimiento en Colombia, al ganar el campeonato con el Huila y la Libertades. El primer equipo femenino en alcanzarlo.

Atrás quedaron los días en que además de coger café, aporreaba frijoles, cortaba cabello y hasta pintaba uñas para costearse los pasajes del autobús para viajar de Naranjo a Alajuela a entrenar.

“Desde que llegué a Colombia han confiado en mí. Tuve el respaldo del cuerpo técnico, mis compañeras y junto a ellas pienso que hemos dado un buen espectáculo. Además tengo el apoyo de mi familia, que está en Costa Rica y a la distancia están conmigo y junto con la ayuda de Dios, hasta el momento, logré lo que me propuse en el fútbol”, explicó Solera.

Otra final. Daniela, quien disputó con al Selección femenina la Copa de Oro y los Juegos Centroamericanos de Baranquilla Colombia en 2018, y además jugó en Finlandia con el equipo Kups Kuopio, en 2019, antes de regresar a territorio cafetero, tuvo una buena actuación el jueves en el primer partido frente al América de Cali, lo que le permitió a su equipo salir con la victoria.

Catalina Usme puso adelante al América, tras un cobro de tiro libre que fue imposible para Solera, pero Ivonne Chacón e Ysaura Viso le dieron la vuelta al Independiente, para quedarse con la victoria las dirigidas por Albeiro Herazo, en el estadio Pascual Guerrero.

“América es el actual campeón del Fútbol femenino. Nosotros con la ayuda de Dios esperamos sumar otra estrella con el Independiente de Santa Fe. Al ser finalistas ya estamos clasificadas a la Copa América que se realizará en marzo del 2021 en Argentina, pero nuestra intención es ganar el campeonato”, dijo Solera, quien radica en Bogotá.

La joven naranjeña indicó que el reconocimiento que recibe en Colombia no es para ella, sino para el fútbol de Costa Rica y aunque no es profeta en su tierra, puede cumplir el sueño de niña de ser futbolista, profesional, a pesar que en un principio muchas personas no creyeron en ella.

“Con trabajo y sacrificio hemos alcanzado las metas que nos propusimos. El querer hacerme de un nombre por mí, por mi país, por mi familia valió la pena. Cuando decidí salir de mi casa todo ese esfuerzo ha valido la pena y Dios me bendice con cosas bonitas como las que estoy viviendo hoy como es jugar una nueva final en Colombia”, sentenció Solera.