La magia de Alajuelense volvió al Morera Soto

Alajuelense de nuevo tuvo que ir de atrás hacia adelante en su casa, pero esta vez mostró capacidad de reacción. Ante Pérez Zeledón fue un equipo con ambición

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Si se tratara de una película, Alajuelense optó por protagonizar un filme que combina acción y magia contra Pérez Zeledón, imponiéndose por 3 a 1. De arranque, simuló una versión al estilo de Rápidos y Furiosos, aunque por momentos parecía incluir escenas de Máxima Velocidad.

Desde el pitazo de Benjamín Pineda, la Liga dio rienda suelta a uno de sus arranques más explosivos en el Estadio Alejandro Morera Soto bajo el mando de Albert Rudé.

Eso claramente tenía una razón de ser. Las últimas victorias cosechadas por el equipo apaciguaron los ánimos y transformaron la molestia en apoyo total desde las gradas.

Pero esos resultados se habían dado a domicilio. Era en casa donde a los rojinegros les costaba sumar.

Era en su gramilla híbrida donde se metían en problemas por las dificultades de no capitalizar en goles tantas y tantas opciones de peligro; aunado al hecho de que el rival le anota primero, el León se veía en aprietos para encarrilarse.

Pero este martes eso cambió. Alajuelense tenía todas intenciones de que no fuera así, no quería tener que remar contra la corriente, pero una vez más le pasó. La diferencia es que en esta ocasión tuvo capacidad de reacción.

De nuevo, el dominio no era suficiente y Perez Zeledón adelantó líneas en pocos minutos para soportar el agobio. Solo que este cuadro generaleño es atrevido, no solo se encierra, sino que también inquieta, como un par de remates de Joshua Navarro, uno desviado en el minuto 9, y un zurdazo dos minutos después, tras una recuperación de Néstor Monge.

Al otro lado del campo, Jussef Delgado era una muralla impenetrable, luciéndose con tapadas a Celso Borges, Freddy Góndola y Johan Venegas.

En ese juego de altas velocidades de la Liga, Carlos Mora asumió el rol del hombre imparable, sacando provecho del buen momento que pasa y que provocó que en el Morera Soto estuviera presente un visor del Atlanta United, quien llegó a observarlo a él y a Johan Venegas.

Los hombres de Amarini Villatoro estaban aplicados, pero es que por momentos sufrían mucho con el acecho rojinegro, como el caso de Keral Ríos, que le tocaba lidiar con Freddy Góndola, Ian Lawrence y el propio Bryan Ruiz.

En la medular, las riendas también eran de los manudos, una demarcación muy complicada para los generaleños, porque los trazos finos de Alex López están de vuelta. Si no es el hondureño aparece Celso Borges, colabora Venegas y también está el capitán.

Por ejemplo, a Néstor Monge no le quedó más remedio que frenar al hondureño al agarrarlo de la camisa, aunque fuera motivo de una amarilla.

No concretar pronto era el pecado de la Liga, que quedó mal parada y en el minuto 32′ le cayó un balde de agua fría, con un centro de Rándall Cordero y la media vuelta del joven Jeaustine Monge que venció a Leonel Moreira.

Parecía un capítulo más de la pesadilla en casa, pero no. Más bien fue el motivo para ver el verdadero carácter de este equipo, que no se desesperó.

Fue una prueba de fuego para analizar qué tan fuerte de mente está este cuadro y medir la ambición.

Tenía el marcador en contra, pero Alajuelense estaba ahí, peleándolas de todas, todas, ante un rival que le aplicaba el arte de defenderse.

Por lo que se veía en la cancha, el León merecía más que ir perdiendo y fue en la cancha donde en cuestión de un minuto encontró el punto de giro de la historia.

Antes de irse al descanso, un cabezazo de Bryan Ruiz se convirtió en el 1 a 1 en el minuto 44 y en el 45′ se presentó la misma fórmula, con un testarazo del panameño Freddy Góndola.

En ese instante se dio una conexión total entre jugadores y afición, porque esta vez no hubo silbidos ni reproches desde la grada, a pesar de que el equipo estuvo unos minutos contra las cuerdas.

Pero en esta nueva película de acción, hubo una dosis de magia y el capitán e ídolo de la feligresía rojinegra, Bryan Ruiz, se puso el traje de superhéroe. El hombre que hace una semana se sometió al tratamiento anual en la espalda para soportar el trajín de partidos, no solo encarriló al equipo de sus amores; el ‘10′ también fue el autor del tercer gol de Alajuelense, de ese que le daba más tranquilidad a los manudos.

Y si Ruiz provocó los aplausos con sus goles, al igual que Góndola, cuando salió de cambio en el minuto 65 la reacción llegó a ovación total. Lo mismo ocurrió con Carlos Mora.

Como un buen líder, Alajuelense ahora mete presión desde la cima, recuperando la magia en su propia casa.