La Liga hace los deberes en la propia Olla Mágica

Equipo manudo consiguió sus goles temprano e irá cómodo el domingo

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Puntarenas La Liga no se dejó intimidar por la Olla porteña y pegó un golpe de visita que deja la serie al alcance de los rojinegros.

Puntarenas ratificó que el Lito Pérez ya no es el feudo inaccesible de antes. A Alajuelense le bastó con buen control de pelota, la fogosidad de Jean Carlos Solórzano y mucho candado atrás cuando perdió a Gabas por expulsión y el Puerto se vino en tromba.

El cuadro local solo vio algo de luz con el gol de Mario Centeno, que disimuló un poco la derrota. Pero igual queda obligado a una hombrada en Alajuela para no decir adiós al campeonato.

El consabido round de estudio se prolongó un poco más de lo habitual. Son esos minutos iniciales para botar nervios y espiar qué trae el rival, como en el boxeo.

De aquel preámbulo quedó claro que a Puntarenas le iba a costar el acarreo de pelota desde media cancha, porque Gabriel Masner –su principal conductor– se dejó esposar rápidamente por el contención manudo Luis Valle.

La Liga se tomó el partido sin prisas. Para qué correr, si hasta el 0-0 le era favorable, tomando en cuenta que el segundo episodio se disputará en el Morera Soto.

Pero cuando los rojinegros se sintieron seguros en defensa, asomaron la cabeza al frente. Se dieron cuenta de que era posible cerrar el negocio de una vez, adelantando un buen depósito.

Jean Carlos Solórzano provocó los mayores boquetes en la parcela porteña. Con la bola al pie, evadió la cacería de sus rivales; sin pelota, abrió campo y distrajo a los defensas. Si así jugara siempre ya estaría en la agenda de algún buen club europeo.

Una de sus embestidas terminó en la red al 27’, con apoyo de Erick Scott, que le hizo sombra a defensas y portero cuando Nico ya había soltado el flechazo. Confusión. Hacia el final de la primera parte, Solórzano habilitó a Scott con un pase en profundidad. Ahí nació la jugada más polémica del partido: Ricardo García tomó de la pantaloneta al manudo, fuera del área. Sin embargo, el árbitro asistente Leonel Leal confundió al réferi Francisco Venegas, al indicarle que había sido dentro de la zona prohibida, y desató la ira de los porteños.

Cristian Oviedo ni se enteró del pleito: cobró el penal con absoluta tranquilidad, como si estuviera en la sobremesa de un entrenamiento, y firmó el segundo tanto.

La Liga estaba cómoda, hasta que perdió a Pablo Gabas, quien se excedió en una falta. Puntarenas se rearmó y, tras el ingreso de Mario Centeno –¿por qué no es titular?– arrinconó a su oponente.

Centeno descontó con remate de media distancia. Aquel fogonazo encendió brevemente la ilusión porteña, pero no hubo caso: quedan obligados a la titánica misión de rescatar la serie de visita, nada menos que en el Morera Soto.