La Liga cumplió y sueña con el boleto

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Alajuela. Complicado sí; sufrido, también; pero Alajuelense cumplió ante el aguerrido Sporting San Miguelito de Panamá.

Los manudos sudaron de más para vencer en su casa 2-0 a los canaleros y acercarse así a la posibilidad de avanzar a los cuartos de final de la Liga de Campeones de la Concacaf.

La consigna del San Miguelito era clara: incomodar a los manudos. Los panameños no tenían nada que perder y sí mucho prestigio que ganar.

De sacar un resultado positivo (empate o triunfo) tendrían como trofeo complicarle la vida a Alajuelense en la Liga de Camepones de la Concacaf y convertirse en ese verdugo del que todos estarían hablando hoy.

De esa manera el conjunto canalero implantó un sistema en el cual su prioridad era estar bien parados atrás y aprovechar la velocidad de sus atacantes.

El marco de Patrick Pemberton parecía tan lejano que no se podía pensar en una sorpresa panameña.

Sin embargo, con la velocidad de Marlon Ávila y la potencia de Anthony Basil no podía haber relajamiento en la zaga rojinegra.

En contraparte la Liga crecía con los minutos, insistía a más no poder. Por los costados, por el centro, por la vía aérea, por abajo, con remates de media distancia. Lo intentó todo.

Misma historia. Como si fuese una copia exacta del clásico del domingo, cumplidos los 35 minutos, Alajuelense se cayó.

Se perdió de tal manera que le permitió al San Miguelito asomarse con serio peligro al área manuda, y en dos ocasiones los panameños tuvieron el gol cara a cara con Pemberton, situaciones que le cortaron la respiración a la afición manuda.

La situación era complicada, y quién más que Óscar Machillo Ramírez para saberlo.

El lateral izquierdo Maurim Vieira no acertaba una y eso le costó la sustitución.

Con Alejandro Alpízar en el campo de juego, el estratega manudo pasó a línea de cuatro.

Poco a poco, Alajuelense se vio mejor, y la insistencia tuvo su recompensa.

Finalmente, la llave del doble candado migueleño la tenía el hondureño Jerry Palacios.

El atacante aprovechó un centro-gol de Álvaro Sánchez, y solo desvió para el 1-0 al 62’.

Ya menos presionado, el equipo manudo cambió el semblante y se soltó a jugar fútbol.

La cereza en el pastel la puso Alejandro Alpízar, quien tras una buena recepción de Palacios liquidó el 2-0 al 76’.