La incertidumbre contagia a la taquilla previo al clásico nacional

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Es dudoso vaticinar qué ánimo va a tener la Cueva mañana, pero sí es muy probable que el rugido no sea muy grande. Solo 2.000 entradas se habían vendido ayer para un clásico nacional que tenía por costumbre llenar estadios.

La afición de Saprissa muestra en la boletería el malestar que viene acumulando con un equipo que deja mucho más dudas que en el torneo anterior.

De esa misma forma, se corre el riesgo de que los chiflidos se instalen permanentemente en el estadio Ricardo Saprissa.

Ya los reclamos aparecieron en el único juego que los morados pudieron disputar en su propia casa: en la victoria ante la UCR se volvió a empezar perdiendo y una mala devolución de Gabriel Badilla casi termina por regalarle el partido a los académicos.

Por eso, la necesidad de mañana será evitar errores y llevar a los seguidores locales a meterse en el juego de forma emotiva, pero a favor del equipo de sus amores.

“Es parte del juego que se vive en los 90 minutos. Ningún jugador va a querer equivocarse y que la afición se ponga en su contra. Para eso, lo mínimo que tenemos que hacer dentro de la cancha es correr. Si la afición ve que cada uno da su mayor esfuerzo creo que no debería haber recriminación”, comentó el defensor Alexander Robinson.

La S tiene dos años y cinco meses de no perder un clásico en Tibás. Es un dolor que no sufrió el estratega Rónald González, quien devolvió al equipo la fortaleza como local: ya van 15 partidos sin perder.