La formación de jugadores no paga en Costa Rica, pues no hay mercado interno

Dentro del país es muy extraño que un equipo ofrezca dinero por un futbolista

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Costa Rica no tiene mercado futbolístico interno. Son contados con los dedos los jugadores que se vendieron de un equipo de Primera División a otro. No solo ahora, si no a lo largo de la historia tica.

En el país no existe una cultura de vender futbolistas formados. Ni qué hablar de jugadores de la liga menor, contrario a como sucede en otras regiones del planeta.

Con ese panorama, se podrá entender que la hipótesis es sencilla: por más que se tenga una buena cantera, rentabilizar con transferencias en Costa Rica es simplemente imposible.

Algunos antecedentes recientes que se pueden mencionar son el de Ariel Rodríguez y Michael Barquero a Saprissa (de Belén) por unos muy pocos millones y el de Ariel Soto (de Orión) a Alajuelense por un marcador electrónico.

De jugadores más jóvenes hay menos registros aún.

Sin embargo, en cualquiera de los niveles, lo que es usual en el país es que los equipos grandes se esperan a que terminen los contratos de los futbolistas con los “pequeños” para invitarlos a poner la firma, prácticamente de gratis.

Ahí se demuestra que estos clubes de menor poder recorren una calle sin salida. No pueden ofrecer mejores condiciones, porque no las hay y si de alguna manera convencen al jugador de un contrato largo, los tradicionales nada más ponen la mirada en alguien más.

Esto, por ejemplo, le pasó a Puntarenas FC en los últimos certámenes con futbolistas como Pedro Leal y Daniel Quirós.

El primero goza de experiencia en selecciones y en el futbol europeo y alguna vez fue vinculado con el Monstruo . El segundo está amparado a un excelente potencial y en teoría fue arduamente coqueteado por la Liga. Pero como tenían contratos largos no pasó nada. Y no pasará hasta que acaben.

“Yo sé que Pedro se va a terminar yendo en seis meses, que es lo que le queda de contrato. Va a jugar bien este torneo y alguien se lo va a llevar. Lo mismo con Daniel en un año. Y al final, no recibiremos nada”, lamentó la presidente chuchequera, Alejandra Ordóñez.

“Uno hace una inversión por el jugador, le da entrenadores, fisioterapia, el salario, pero al final no gana nada. Ya me ha pasó con Yendrick Ruiz, con Johan Venegas y con otro montón”, añadió.

Ejemplos. Pero estos son solo unos cuantos casos de centenares, pues lo relatado es un ciclo viejo, lullido y gastado, pero más alarmante aún, parece que es irreparable.

“A nosotros nos ha pasado muchas veces y la única manera que encontramos de combatirlo es organizarnos de buena forma con el departamento legal para proteger a los muchachos que nos llegan”, manifestó el vicepresidente de Limón FC, Noel Ferguson.

“En este país no existe la cultura para vender. Los que pueden comprar, no lo hacen. Negocian por detrás con el jugador. Nosotros tenemos que luchar para ver cómo renovarlos”, dijo el presidente de Santos, Rafael Ángel Arias.

Incluso, otros más poderosos también aceptan la realidad.

“No hay que ocultarlo, es sumamente difícil que en el país haya ventas. No hay recursos para hacerlo”, reconoció el gerente deportivo de Herediano, Jafet Soto.

“Nos ha pasado que se van jugadores y no se gana nada, pero también nos hemos aprovechado. No podemos decir lo opuesto”, adujo el presidente brumoso, Daniel Vargas. Colaboró Randall Corella.