La fiesta empezó temprano

Bocinas de carros, cánticos y banderas anunciaron la fe de los rojiamarillos

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El aguacero tras el mediodía de ayer no mermó el ánimo de la afición herediana.

Entrada la tarde el ambiente se calentó en las afueras del estadio Eladio Rosabal Cordero.

Las banderas rojas y amarillas pusieron el color a las esquinas de la Ciudad de las Flores.

Eso sí, algunos vendedores, como María Eugenia Chaves, se quejaban porque la lluvia había disipado a sus posibles compradores.

Las bocinas de los carros y los gritos de la gente le pusieron la sintonía a la fiesta anticipada en las calles heredianas, pese a que faltaban muchas horas para el partido.

El estadio florense abrió sus puertas a las 6 p. m. Allí los aficionados pagaron ¢3.000 por ver la final en la pantalla gigante instalada en el campo.

Los seguidores del Team mostraron su malestar, pues nadie les informó del cobro de la entrada.

Los bares aledaños al campo estuvieron repletos, ataviados con banderas y con la emoción de una final histórica.

Medidas de seguridad. A eso de las 3 p. m. cuatro autobuses en los que viajaban los integrantes de la Garra Herediana hacia Guápiles fueron revisados por 40 oficiales de la Fuerza Pública.

Los jóvenes que lucían caras pintadas y pelucas rojiamarillas expresaron su molestia cuando la autoridad procedió al registro de los vehículos.

Según declararon se les confiscaron las cervezas que llevaban para el viaje.

Solo tres de los autobuses pudieron continuar con la ruta.

El cuarto tuvo que regresar a casa debido a que sus pasajeros ya iban ebrios, según informaron algunos aficionados.

Entre tanto, agentes de la policía cerraron las calles colindantes al reducto herediano antes de que marcaran las 6:30 p. m.

Asimismo se instaló un operativo de tránsito en las cercanías de la Iglesia de los Ángeles.

Entre los incidentes, detuvieron a un conductor por manejar sin licencia.

“Ahí, ahí, ahí está el campeón”. Los cánticos empezaron mucho antes del pitazo inicial en Guapiles.