Muchas veces la afición fue señalada cuando se habló de violencia en los estadios. Es la primera culpable que buscan todos si la sangre llega al río y las agresiones se convierten en el tema de discusión.
Pero en las semifinales del Torneo de Invierno, los aficionados dieron el ejemplo y a pesar de lo reñido de los partidos, mantuvieron un comportamiento que dignifica al fútbol.
En cambio, fueron jugadores y dirigentes quienes incurrieron en comportamientos reprochables. Ellos, que deben ser modelos para quienes los siguen, dejaron una pobre y decepcionante imagen.
Ojalá que ahora en las finales se impongan las imágenes que vimos en las gradas, aquellas de los aficionados que se abrazan a sus rivales y conviven con respeto.