La chispa generaleña hundió al orden celeste

La UCR dominó la vuelta de la final pero sin saber encontrar el gol para remontar

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San Isidro de El General. Dominar un partido es muy distinto a ganarlo y en las finales solo una de esas dos cosas es válida para conseguir el objetivo.

La UCR dominó el partido de vuelta, en la final del Clausura de la Segunda División, gracias al recurso bien utilizado del pressing: nunca dejar a un rival recibir con comodidad, nunca dejarlo encontrar ayuda en el pase.

También porque tuvo la calma para cuidar la bola.

El problema radicó precisamente en esa excesiva calma académica; principalmente para un equipo urgido de remontar el marcador global, adverso por la mínima tras la derrota de hace una semana en el Ecológico.

La U dominó a placer el primer tiempo pero eso le sirvió de poco, ya que no encontró la llave para ingresar al área rival.

Un par de oportunidades claras en los pies de Herberth Pérez y Mauricio Montero, además de una chilena desesperada de Brandon Poltronieri, antes del pitazo de cierre de la inicial, fue el triste premio celeste a su control.

As Puma apenas llegó antes del mediotiempo, solo hubo un remate de Luis González, al 11’.

Sin embargo, en los últimos minutos de la primera parte González mostró ser la chispa que rescataria a los locales de lo que pudo ser toda una gran catástrofe en el Valle de El General.

Sus gambetas mareaban jugadores celestes, al tiempo que el público saltaba del asiento y calentaba el ambiente del Estadio Municipal de Pérez Zeledón.

De contragolpe. Al no poder, o no querer, tomar las riendas del encuentro, Generaleña se confió al juego de contragolpe; efectivo para proteger el marcador positivo del partido de ida y buscar una oportunidad de rematar la final.

El triunfo de anoche se fraguó en los impetus sureños, los de un equipo soñador de pocos recursos pero muchas ganas.

Así llegó el único gol del partido, de la única forma que lo permitía el guión. Gracias a un contra ataque en pies del esforzado González.

El pequeño pero veloz atacante gambeteó, una vez más, en el área hasta encontrarse la falta de penal de Owen Solís, al 59'.

Apenas un minuto después Diego Quesada acababa de sepultar a la UCR. Decretó el triunfo cobrando el penal, con fuerza, a la derecha del portero Neighel Drummond.

Allí tomó el control Generaleña, buscando el segundo para agradecer a su fiel afición. Solo la suerte impidió que la visita no recibiera más goles en ese lapso.

Fue hasta los últimos 10 minutos cuando los celestes apuraron la máquina y buscaron cambiar su destino en la final.

En pies de Leo Madrigal llegó la mejor jugada del partido, pase en el área y el universitario remató lo que parecía ser el empate seguro hasta que el portero Néstor Mena metió la mano para hacer el paradón del encuentro. Similar al penal que detuvo en la ida.

Cambio de actitud. El de anoche fue la tercera derrota consecutiva de la UCR, apenas la cuarta en el Clausura. Un equipo que dominó la temporada pero se está cayendo en el momento más crucial del año.

Si los celestes no encuentran la fórmula para imprimirle espíritu a su “academicismo” del futbol, será muy difícil que reencuentren el norte de cara a la nueva final que jugarán contra As Puma.

En cambio, los generaleños seguirán con lo mismo de anoche: las ganas y el sentimiento de llegar inspirados al momento adecuado.